La hermana Mary Elizabeth vivió por 24 años como una monja carmelita de claustro en un convento de Preston, al norte de Inglaterra, en el Reino Unido; de un momento a otro el amor llamó a su puerta y dejó todo para casarse con un fraile.

De acuerdo a los informes, la madre superiora llevó a la monja a conocer al fraile que visitaba la zona; la superior tuvo que salir y los dejó a solas por algunos momentos.

«Fue nuestra primera vez en una habitación juntos. Nos sentamos en una mesa mientras él comía. La priora no volvió, así que tuve que conducirlo a la salida», recuerda la exreligiosa.

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Ante ello, Mary Elizabeth agregó que sintió química, pues se encontraba «un poco avergonzada», una semana después el fraile le envió mensaje para preguntarle si «dejaría todo y se casaría con él».

«Estaba un poco sorprendida. Llevaba un velo, por lo que nunca vio el color de mi cabello. Realmente no sabía nada sobre mí, nada sobre mi educación. Ni siquiera sabía cuál era mi nombre no religioso«, rememora.

Asimismo, agregó que, la transición para llevar una vida fuera de la religión no resultó fácil; Roma envió una carta informándole su exclusión de la orden carmelita.

Sin embargo, pese a todas las dificultades, ambos se casaron e iniciaron una nueva vida en el pueblo de Hutton Rudby.

«A lo largo de tu vida religiosa, te dicen que se supone que tu corazón debe ser indiviso y entregado a Dios. De repente, sentí que mi corazón se expandía para contener a Robert«, dijo Lisa.

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