Un vuelo con destino a Miami presentó fallas en el motor durante el viaje, lo que despertó el nerviosismo de los pasajeros, quienes, en un intento de calmarse, se tomaron de las manos y comenzaron a rezar el Padre Nuestro.

Lo curioso, uno de los viajeros, decidió omitir los rezos y en vez de eso, destapó una botella de licor y se la empinó en la boca para calmar los nervios, mientras los demás continuaban encomendándose a Dios.  Después de darle un gran trago a botella, el hombre se la pasó a otro pasajero que se encontraba en la hilera de asientos cruzando el pasillo quien, sonriente, la sujetó y también le dio un gran trago.

Afortunadamente, el vuelo logró aterrizar de emergencia en Santo Domingo, de la República Dominicana en donde solucionaron los problemas.

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