En un día normal en Londres, Inglaterra, una pareja de turistas asiáticos disfrutaba paseando cerca del Palacio de Buckingham. Mientras la mujer se detenía para tomar una foto junto a uno de los imponentes caballos de la Guardia Real Británica en el famoso «Horse Guards», ignoró un gran letrero de advertencia.

Mientras la mujer buscaba el mejor ángulo para la fotografía y su pareja preparaba su teléfono, el caballo, un ejemplar de Pura Sangre Inglés conocido por su tamaño y robustez, atacó repentinamente a la mujer.

A pesar de las advertencias visibles de no tocar las riendas y del peligro potencial, la turista sufrió una mordedura que causó heridas graves y la dejó desmayada, siendo atendida rápidamente por testigos del incidente.

El soldado a cargo del caballo observó con pesar desde su posición mientras la mujer era asistida y trasladada a un lugar seguro por la policía. A pesar de este incidente grave, otro turista desoyó las advertencias y se acercó al animal minutos después.

Este tipo de incidentes no son raros en el «Horse Guards» de Londres, donde los soldados montados vigilan en sus atuendos característicos y los turistas a menudo ignoran las precauciones necesarias alrededor de estos animales poderosos.

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