El Día de Muertos, una festividad declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2008, es una de las celebraciones más significativas y conmovedoras en México y en el mundo.

Durante esta festividad, las personas rinden homenaje a sus seres queridos fallecidos, creando altares de muertos que establecen un vínculo espiritual entre los vivos y los difuntos.

Estos altares son una mezcla de tradiciones prehispánicas mesoamericanas y costumbres españolas, que incorporan elementos como flores, velas, y sahumerio de copal, además de alimentos como pan, sal, frutas, agua y vino.

Las fechas más reconocidas para la celebración del Día de Muertos son el 1 y 2 de noviembre, que coinciden con las festividades católicas de Todos Santos y Fieles Difuntos.

Sin embargo, los altares de muertos pueden montarse desde el 28 de octubre e incluso antes, con la creencia de que las mascotas son las primeras en llegar al más allá, marcando el 27 de octubre como un día especial para honrarlas.

El 28 de octubre se dedica a los difuntos que perdieron la vida de manera violenta, como en accidentes o crímenes, conocido como el «día de los matados».

El 29 de octubre se rememora a los ahogados, el 30 de octubre a las almas solitarias u olvidadas, y el 31 de octubre se dedica a los niños que murieron sin bautizar y a los que no nacieron.

El 1 de noviembre es el Día de Todos Santos, destinado a recordar a los niños fallecidos, mientras que el 2 de noviembre, el Día de Fieles Difuntos, es cuando se cree que todas las almas visitan.

Elementos Significativos de las Ofrendas

Las ofrendas de Día de Muertos son el centro de la celebración y están llenas de simbolismo en las casas y cementerios del país.

Algunos de los elementos más significativos incluyen:

• El Altar (Ofrenda): El altar es el elemento central de la celebración. Por lo general, se coloca en los hogares y está decorado con un mantel blanco, que simboliza la pureza, y escalones que representan el ascenso de las almas hacia el descanso eterno.
• Fotografías de los difuntos: Las imágenes de los seres queridos fallecidos son colocadas en el altar para recordarlos y honrar su memoria.
• Velas y veladoras: La luz de las velas guía a las almas de los difuntos de regreso a la tierra. Las veladoras son utilizadas para iluminar el camino de las almas a casa.
• Flores de Cempasúchil: Esta flor amarilla es considerada la flor de los muertos y se utiliza para guiar a las almas. Su aroma agradable se cree que atrae a los difuntos de vuelta al mundo de los vivos.
• Calaveras de Azúcar: Las calaveras de azúcar, a menudo decoradas con el nombre del difunto, son un símbolo de la fugacidad de la vida y se consumen como dulces.
• Comida y bebida favorita del difunto: Se colocan platillos y bebidas que solían disfrutar los difuntos, como tamales, pan de muerto, chocolate, y tequila.

La tradición dicta que los altares deben retirarse el 3 de noviembre, cuando las almas regresan al más allá.

En cuanto a las ofrendas, el pan, la fruta y otros alimentos pueden consumirse sin problema, aunque algunas personas consideran que la esencia de los difuntos permanece en ellos.

En términos de bebidas alcohólicas, algunas se evaporan con el tiempo y es aconsejable deshacerse de ellas, al igual que la leche, atole o agua, ya que podrían haberse contaminado después de estar expuestas durante tanto tiempo.

El origen del Día de Muertos en México se remonta a las civilizaciones prehispánicas, particularmente a los mexicas, quienes creían que el Mictlán, el inframundo donde descansaban las almas de la mayoría de los difuntos, era un símbolo nacional. Según la leyenda, Mictlán estaba dividido en nueve niveles, y las almas debían superar pruebas para llegar al descanso eterno. Los muertos emprendían un largo viaje de cuatro años después de su fallecimiento, guiados por el Xoloitzcuintle. El rito comenzaba con la sepultura y tenía profundas raíces en la cultura mexica.

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