Gloria Fuentes narra que llegó a la tienda ubicada en una plaza de Bakersfield, California, para reparar la pantalla de su teléfono. Desde ese momento el chico comenzó a comportarse de manera extraña, aunque ella pensó que solamente estaba haciendo su trabajo.

«Antes de dejarlo en la tienda pensé en borrar todo y hacer un respaldo. Borré todas las aplicaciones relacionadas a bancos y cerré mis redes sociales. Pero por la prisa ya no pude borrar las fotos”

Nic, nombre del trabajador, le pidió la contraseña y ella se la dio. Él comenzó a revisar lo que había en él y se desapareció por un rato. Gloria pensó que estaría buscando algo relacionado a la factura.

Después de unos minutos le dijeron que tenía que ir a la compañía telefónica donde lo compró para que ahí se lo arreglaran. En el camino se metió a los mensajes para ver uno y fue ahí cuando se dio cuenta lo que el chico había hecho.

«Prendí mi celular para mandar un mensaje. Vi que había uno hacia un número desconocido. Al abrirlo quería llorar. Era una foto mía extremadamente personal que tomé para mi novio. Además, tiene mi geolocalización, por lo que sabe dónde vivo” Fuentes regresó a la tienda y confrontó al trabajador. Nic aceptó que era su celular, pero dijo que “no sabía cómo esa foto se había mandado”.

Por ello, la chica presentará una denuncia legal, además de que la compañía lo despidió de la tienda.