La búsqueda de la felicidad ha sido, desde tiempos inmemoriales, una de las grandes motivaciones del ser humano. Filósofos, científicos y líderes espirituales han dedicado sus vidas a desentrañar los secretos para alcanzarla.

Aristóteles hablaba de la felicidad como un resultado de una vida basada en la virtud, la justicia y la razón. Albert Einstein recomendaba una vida tranquila y humilde, mientras que Gandhi la asociaba con la armonía entre el pensamiento, las palabras y las acciones.

No obstante, a pesar de estas sabias enseñanzas, el camino hacia la felicidad parece estar lleno de obstáculos que, según los expertos debemos evitar para alcanzarla.

El error más común al buscar la felicidad

La psicóloga Sonja Lyubomirsky, reconocida investigadora de la Universidad de Harvard, ha estudiado profundamente el tema de la felicidad. En su libro La ciencia de la felicidad: un método probado para conseguir el bienestar, Lyubomirsky explicó que aunque todos colocamos la felicidad como la principal meta en nuestras vidas, solemos buscarla en los lugares equivocados. A menudo pensamos que ganar la lotería, obtener un ascenso o encontrar la pareja ideal nos traerá la felicidad, pero estos logros solo producen un efecto temporal.

Lo cierto es que solo el 10% de nuestra felicidad se relaciona con factores externos, como las circunstancias de la vida. El 50% depende de nuestras predisposiciones genéticas, pero el 40% restante, la mayor parte, está en nuestras manos. Es decir, la felicidad no es un golpe de suerte ni un regalo que llega por azar, sino una construcción intencional basada en las actividades y decisiones que tomamos día a día.

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La voracidad y la envidia: Dos obstáculos para la felicidad

El médico psiquiatra y psicoanalista José Eduardo Abadi, en una reciente entrevista, advirtió sobre dos enemigos internos que debemos evitar si deseamos ser felices: la voracidad y la envidia.

Según Abadi, la voracidad es esa mentalidad que nos lleva a quererlo todo para nosotros, sin importar el costo. Esta actitud crea un vacío interno y nos aleja de la verdadera satisfacción. La envidia, por otro lado, nos consume al compararnos constantemente con los demás, lo que nos impide disfrutar de nuestras propias bendiciones.

La felicidad no está exenta de dolor

A menudo, la gente cree que la felicidad es incompatible con el dolor, las frustraciones y las pérdidas. Sin embargo, Abadi sostiene que esta visión es errónea. El sufrimiento forma parte inherente de la vida, pero lo importante es cómo lo enfrentamos y lo integramos en nuestro ser. La felicidad no significa evitar el dolor, sino aprender a vivir con él de manera saludable y constructiva.