En los jardines de Kensington, en Londres; fue el lugar donde los príncipes Guillermo y Harry se dieron una tregua en medio de su tormentosa relación para revelar juntos una estatua en honor a su madre, Diana de Gales, que hoy cumpliría 60 años.

La tan esperada escultura,  financiada por los príncipes; estará a partir de ahora el Jardín Hundido (Sunken Garden, en inglés); que era uno de los rincones favoritos de Lady Di cuando vivía en el palacio de Kensington, en los confines de Hyde Park.

Las características principales de la estatua es que esta hecha de bronce, representa 1.25 veces el tamaño natural y ella se muestra a Diana rodeada de tres niños para simbolizar la universalidad y el impacto generacional del trabajo de la princesa, según indicó el palacio de Kensington en un comunicado.

Y no todo para ahí, sino que hasta el estilo de vestir que tiene la escultura también tiene un significado ya que es el mismo que Lady Di lució en sus últimos años de vida, cuando “ganó confianza en su papel de embajadora de causas humanitarias”.

En la ceremonia para descubrir el memorial asistieron miembros de la familia cercana de Diana, como algunos de sus hermanos, que encabezaron una lista de invitados reducida a causa de las exigencias del COVID-19.

Aunque cabe resaltar que la reina Isabel II, las duquesas de Cambridge y de Sussex y el príncipe Carlos, brillaron por su ausencia, algunos mencionan que se debe a «heridas viejas». 

Para el duque de Cambridge y el duque de Sussex respectivamente; la estatua es un  símbolo de la vida y el legado de su madre, cuyo amor, fortaleza y carácter la convirtieron en una fuerza para el bien en todo el mundo, según aseguraron en un comunicado los hijos de la princesa.

Adiós diferencias…

Dejando a un lado sus diferencias, Guillermo y Harry se concedieron para la ocasión un alto el fuego para reunirse en un íntimo momento familiar de recuerdo a su madre, fallecida el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tráfico en París cuando huía de los paparazzi.

La relación entre los hermanos, que se vieron por última vez en abril para el funeral del duque de Edimburgo; atraviesa horas bajas, envuelta por los lancetazos de la polémica entrevista en marzo con Oprah Winfrey, en la que Meghan Markle acusó a la corona británica de racismo y de perpetuar mentiras sobre Harry y ella.

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