El rostro de Jesucristo ha sido objeto de intenso debate y estudio a lo largo de los años, tanto para confirmar su existencia como para descubrir cómo era físicamente.

Recientemente, un equipo de científicos italianos ha utilizado Inteligencia Artificial para analizar el Sudario de Turín, una pieza de tela que supuestamente cubrió el cuerpo de Jesucristo tras su crucifixión. Esta investigación ha buscado arrojar nueva luz sobre la apariencia del «hijo de Dios» a partir de la imagen impresa en el lienzo.

El Sudario de Turín es un tema controversial, con defensores y críticos que debaten su autenticidad. Para algunos, esta tela es una prueba tangible de la resurrección de Jesucristo, mientras que otros creen que es un artefacto medieval creado por artistas del siglo XIV utilizando pigmentos en polvo.

Los científicos han intentado despejar estas dudas al emplear tecnologías avanzadas para analizar el sudario y reconstruir la imagen del rostro que se cree corresponde a Jesucristo, con características como barba y cabello largo, así como las heridas sufridas durante el camino hacia la crucifixión.

A pesar de la tecnología moderna, el Sudario de Turín ha enfrentado escepticismo. En el siglo XX, se realizaron pruebas de datación por carbono que situaron su origen alrededor del siglo XIV, coincidiendo con el momento en que se empezó a hablar del sudario.

Sin embargo, el Dr. Liberato de Caro ha utilizado una técnica más reciente llamada dispersión de rayos X de gran angular para reevaluar estos hallazgos. Esta tecnología ha permitido identificar granos de polen de plantas autóctonas del Medio Oriente en el lino, sugiriendo que la tela podría tener un origen mucho más antiguo y, por ende, no ser una falsificación europea como se había planteado.

Mientras que la nueva tecnología y el análisis de polen han aportado datos interesantes sobre el Sudario de Turín, el debate sobre su autenticidad y el rostro que representa continúa.

El rostro de Jesucristo, según los estudios actuales, sigue siendo un enigma envuelto en historia, fe y ciencia, y su verdadero origen sigue siendo objeto de investigación y controversia.