El acto de pesarse antes y después de correr ha llevado a la creencia errónea de que la pérdida de peso observada es una reducción de grasa corporal.

Este malentendido ha alimentado la idea de que sudar durante el ejercicio equivale a quemar grasa.

Incluso hoy, algunas personas se abrigan en exceso para correr, creyendo que más sudor significa más pérdida de grasa.

La realidad es que la disminución de peso después de la actividad física se debe principalmente a la pérdida de líquidos, no de grasas.

A lo largo de las décadas, algunos practicantes de deportes han recurrido a métodos como envolverse la cintura con plástico para aumentar la transpiración y sentir que están en el camino correcto hacia la pérdida de peso.

Sin embargo, la transpiración es un mecanismo natural del cuerpo para regular la temperatura, no un indicador directo de pérdida de grasa.

La pérdida de líquidos durante el ejercicio debe ser compensada rápidamente con hidratación adecuada, ya que la deshidratación puede tener consecuencias para la salud.

La expresión «quemar grasas» no se relaciona directamente con el sudor, sino con el proceso de oxidación de grasas para obtener energía durante la actividad física.

Para perder peso de manera segura y saludable, se requiere una combinación de actividad física supervisada y una dieta equilibrada.

En lugar de enfocarse en la transpiración como un indicador de pérdida de peso, es crucial adoptar hábitos constantes de actividad física y una vida saludable en general para alcanzar un peso adecuado para cada persona.