En una comunidad chica de Choluteca, Honduras se celebraba una fiesta infantil con la tradicional piñata de dulces cuando el perrito de la familia decidió que también quería participar en la piñata y de inmediato juega con ella.

A la par que todos los invitados se tuercen de la risa con el acontecimiento el perrito continúa con su intención de bajar la piñata, juega con mucho entusiasmo mientras los demás niños luchan por ganársela.

La fiesta tiene una apariencia muy auténtica y tradicional de la cultura occidental latinoamericana con los presentes disfrutando el momento y la decoración sencilla y alegre.

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Pasados los primero intentos de nuestro perrito en cuestión un amigo de cuatro patas extra se suma al juego y lo primero que intenta en su afán de jugar es encimarse al perrito aficionado a las piñatas para incluirse en su actividad.

Los animales domésticos no son un juego, son una responsabilidad y año con año se trabaja en reformar las leyes para hacer más justas las condenas a quienes los maltratan.

La convivencia con perritos es de suma importancia y aporte positivo en el desarrollo emocional de los niños, al mismo tiempo que generan sentimientos de apego y responsabilidad sobre la vida de terceros.