Es común que, al tener un bebé en casa, tanto los padres como familiares y amigos cercanos lo llenen de besos y abrazos. Incluso, algunas personas desconocidas pueden mostrar afecto al verlo. Aunque estas muestras de cariño son frecuentes, es importante conocer los riesgos que pueden representar para los recién nacidos, cuyo sistema inmunológico aún no está completamente desarrollado.

Un informe de la organización británica The Lullaby Trust reveló que más de la mitad de los padres primerizos permiten que otros besen a sus bebés sin saber que esto puede exponerlos a infecciones graves. Durante los primeros meses de vida, los bebés son altamente vulnerables a enfermedades que en adultos suelen ser leves, pero que para ellos pueden ser potencialmente mortales.

Un ejemplo alarmante es el virus del herpes. Mientras que en adultos causa solo lesiones labiales, en los recién nacidos puede evolucionar a una infección sistémica peligrosa que afecte órganos vitales. Asimismo, los bebés son propensos a infecciones bacterianas graves, como las causadas por estreptococos del grupo B (GBS) o ciertas cepas de E. Coli. Estas infecciones pueden provocar complicaciones severas, como sepsis, meningitis, insuficiencia renal o incluso la muerte.

Para proteger a los recién nacidos, es fundamental que los padres tomen precauciones claras. Pedir a las visitas que no besen ni toquen al bebé puede parecer exagerado, pero es una medida necesaria para evitar riesgos innecesarios. Además, se recomienda que quienes visiten al bebé tengan las manos limpias y eviten besar su rostro o boca. Si alguien presenta algún tipo de infección, debería posponer la visita.

En caso de que besar al bebé sea inevitable, los padres pueden optar por zonas menos riesgosas, como los pies o la nuca, siempre asegurándose de que la persona esté completamente sana. Estas medidas, aunque puedan parecer estrictas, son una expresión de amor y responsabilidad hacia la salud del bebé.

Proteger la vida de los recién nacidos debe ser prioridad para todos los involucrados en su cuidado. La mejor forma de demostrar cariño no es con besos, sino garantizando que crezcan en un ambiente seguro y saludable, donde sus sistemas inmunológicos puedan desarrollarse plenamente.