En lo profundo del océano, donde la luz apenas alcanza y los misterios abundan, habita el pez remo (Regalecus glesne), una criatura que parece salida de un mito. Con su cuerpo largo y aplanado, que puede alcanzar hasta 9 metros de longitud, este animal ha inspirado leyendas sobre monstruos marinos a lo largo de la historia. Sus ojos grandes y las espinas rojas que forman una especie de corona le otorgan un aspecto majestuoso y casi sobrenatural. Sin embargo, más allá de las historias, el pez remo es una pieza crucial en el ecosistema marino y un indicador de la salud de nuestros océanos.

El pez remo, conocido como el pez óseo más largo del mundo, es una maravilla de adaptación al entorno abisal. Su cuerpo plateado y reflectante le permite camuflarse en la zona mesopelágica, donde reside principalmente, a profundidades de hasta mil metros. Estos peces rara vez se acercan a la superficie, lo que explica lo infrecuente de los encuentros con humanos. Cuando emergen, suelen estar enfermos o desorientados, lo que dificulta el estudio de su comportamiento en condiciones normales. Según Ocean Conservancy, sus ojos prominentes le permiten captar la escasa luz disponible en las profundidades, mientras que sus espinas rojas cumplen funciones aún no completamente comprendidas por la ciencia.

El animal marítimo es un filtrador que se alimenta principalmente de plancton, krill y pequeños crustáceos. Su dieta simple, basada en organismos pequeños, contradice su enorme tamaño, demostrando lo eficiente que es su sistema digestivo en procesar grandes volúmenes de alimento minúsculo. Los avistamientos de esta especie son raros y, en la mayoría de los casos, ocurren cuando los peces están varados en la costa o flotando cerca de la superficie. Según Ocean Conservancy, la aparición de un pez remo en la superficie suele ser señal de que el animal está gravemente enfermo o muriendo, lo que añade una capa de misterio sobre su biología.

A lo largo de los siglos, el pez remo ha sido objeto de fascinación y temor en diversas culturas. Conocido como el “pez del fin del mundo”, “pez del temblor” o Ryugu no tsukai”, que se traduce como “el mensajero del Palacio del Dios Dragón”, según el folclore japonés, esta criatura sube a la superficie