Una niña de tres años, Saylor Class, vivió una experiencia inusual en su habitación en Charlotte, Estados Unidos, donde escuchaba extraños ruidos que ella describía como «monstruos».

La madre de la niña, Ashley Massis Class, inicialmente atribuyó los «monstruos» a la imaginación de su hija, especialmente después de haber visto la película «Monsters, Inc». Incluso le dieron una botella de agua para que la usara como spray para espantar a los monstruos por la noche.

Sin embargo, los zumbidos persistentes no pasaron desapercibidos por mucho tiempo, lo que llevó a los padres a investigar más a fondo. Fue entonces cuando descubrieron que los «monstruos» que Saylor escuchaba eran en realidad 60,000 abejas que se habían instalado en las paredes de su habitación durante ocho meses.

Un apicultor, a quien la niña cariñosamente llamó «cazador de monstruos», reveló la verdadera naturaleza de los ruidos que atormentaban a Saylor. Equipado con una cámara térmica, el especialista pudo visualizar la magnitud del problema y comenzó con la extracción de las abejas.

La tarea de remover a las miles de abejas no fue una tarea fácil y requirió tres visitas para completarse. Finalmente, se logró extraer a los insectos y 45 kilogramos de panal, los cuales fueron reubicados en un santuario para garantizar su supervivencia.

A pesar de la exitosa extracción de las abejas, los daños causados por la presencia de estos insectos en la habitación de Saylor fueron significativos. La miel y la actividad de las abejas dañaron el cableado eléctrico de la casa, generando costos de reparación que se estiman en más de 20,000 dólares.

La familia se vio obligada a cubrir su habitación con plásticos para prevenir futuras infestaciones y descubrieron que su seguro de hogar no cubría los daños causados por plagas. Afortunadamente, Saylor y su familia lograron resolver esta inusual situación de la manera más segura posible.

@chaosinthecarolinas

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