Por: Eduardo Serrano

Lo que se ha logrado en estas elecciones en cada partido, debe analizarse con gran precisión para que, a partir de los síntomas, se haga un buen diagnóstico y se suministren los medicamentos del Ambiente Político, en las dosis adecuadas, rumbo al 2022. En el Partido Acción Nacional (PAN), Verónica Pérez Herrera, tendrá que bajarle la temperatura a las “grillas” internas, que son recurrentes en prácticamente los mismos panistas de siempre, pues a pesar de sus esfuerzos para concretar una coalición tan compleja con su antagónico de toda la vida, y de los resultados entregados por ella como jefa estatal en esta elección, donde hubo un crecimiento importante respecto a lo sucedido en 2018, la urticaria panista genera tanta comezón, que buscarán rascarle hasta sacarse sangre blanquiazul, simplemente, porque es parte de su ADN, sin embargo, Pérez Herrera ha sabido lidiar hasta el momento con esos ataques de ansiedad del panismo.

Muy lejos de fracturas, esguinces o torceduras entre la militancia tricolor, Rubén Escajeda en la presidencia y Catalina Mercado en la Secretaría General del Comité Estatal, siguen atentos a las indicaciones de la dirigencia nacional, preparados para aplicar una nueva dosis de unidad rumbo al 2022, sin descartar que al concluir el periodo estatutario; probablemente, les pidan que cedan el paso a la renovación que podría encabezar Arturo Yáñez Cuéllar, actual secretario de Organización, valorando las posibles reacciones alérgicas que pudieran presentarse con este movimiento, en el entendido de que al PRI le fue muy bien en su alianza con el PAN, logros que difícilmente alcanzarían si se atragantan solos en el 2022.

Miguel Ángel Lazalde tendrá que administrarle “chochos” al PRD, para que supere la anemia política que se ha ido agudizando con el paso de los procesos electorales, evitando que la hipertensión protagónica de algunos de sus militantes, como David Ramos que exige la donación de órganos en la próxima legislatura para conformar un grupo Parlamentario, les cause ceguera partidista, estando en terapia intensiva; mientras que el profesor Óscar García Barrón deberá incrementar la ingesta de vitamina C y ácido fólico en el Movimiento Ciudadano, pues aunque se logró mantener el registro, automedicarse sin hacer alianzas, es de alto riesgo. Al Partido del Trabajo (PT) de Gonzalo Yáñez, le urge una valoración, pues con los votos obtenidos, a simple vista se le observan quemaduras de 1er grado; y es que, sí estuvo fuerte el quemón.

Morena logró resultados importantes a pesar de ir a la contienda con múltiples fracturas. Otniel García Navarro puso férulas, vendajes y suministró desinflamatorios para favorecer la reconciliación morenista. Aunque no ganaron las mismas diputaciones de mayoría, que en 2018 arrebataron gracias a los anabólicos que les dio “ya sabes quién”, lo cual los hizo ver con un fuerte músculo político, en términos reales, los morenos demostraron en este 2021 que estaban muy bien vitaminados, por lo que, para el próximo año, con ayuda de la herbolaria del Verde que tiene muy bien consolidada Gerardo Villarreal, pueden llegar a ser altamente competitivos. En este tema, hasta aquí le dejamos, no adelantemos vísperas, porque rumbo al 2022, a cualquier partido político, una sobredosis, le sería fatal.

Twitter: @LaloSerranoZ