Especialistas del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara alertaron sobre una posible disminución en el flujo de remesas hacia México en 2025, lo que podría impactar gravemente en la economía de estados como Jalisco, que ocupa el tercer lugar en recepción de estos recursos.

El doctor Antonio Ruiz Porras, coordinador del doctorado en Estudios Económicos, explicó que un posible impuesto del 10% a las remesas afectaría significativamente a las familias que dependen de este ingreso. “De los 65 mil millones de dólares recibidos en 2024, el gravamen representaría unos 6 mil 500 millones de dólares, cifra que supera el total de remesas anuales recibidas por Jalisco”, señaló.

Además, una deportación masiva de migrantes podría costarle al país 13 mil millones de dólares y reducir el impacto de las remesas en el Producto Interno Bruto (PIB), pasando del 3.5% actual al 2.6%, una caída significativa frente al 4% registrado hace dos años.

Ruiz Porras subrayó que México es el segundo país que más recibe remesas a nivel mundial, y estas contribuyen directamente a reducir la pobreza, aumentar el consumo y mejorar el bienestar social, beneficiando a casi 5 millones de personas en el país.

El estado de Jalisco, que hasta hace dos años lideraba la recepción de remesas, actualmente ocupa el tercer lugar con un 8.5% del total nacional. Los municipios metropolitanos como Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tepatitlán concentran el 40% de las remesas estatales, según informó Ruiz Porras.

El doctor Clemente Hernández Rodríguez destacó que las remesas tienen implicaciones en la economía política, con ganadores y perdedores. Las familias receptoras y los municipios beneficiados son los ganadores, mientras que las empresas locales pierden capital humano, pues muchas de las personas que migran habían sido capacitadas localmente y no encontraron oportunidades laborales.

Hernández Rodríguez también mencionó que los migrantes, aunque inicialmente mantienen un flujo constante de envíos, suelen reducirlo al establecerse en sus lugares de destino. “La migración interna de zonas rurales a urbanas, impulsada por la violencia y otros factores, también afecta el flujo de remesas, ya que los receptores ahora se concentran en municipios metropolitanos”, explicó.

En caso de deportaciones masivas, los economistas advirtieron que esto podría generar una nueva fuerza laboral vulnerable. “Los grandes ganadores serían los empresarios que aprovecharían la disposición de esta fuerza laboral para trabajar bajo condiciones precarias, sin seguridad social ni compromisos laborales”, alertó Hernández Rodríguez.

Por su parte, el doctor Rafael Salvador Espinosa Ramírez enfatizó que las remesas son un síntoma de la incapacidad económica del país para generar empleo suficiente. “Los estados del sur suelen enviar migrantes al sector agrícola, mientras que entidades como Guanajuato, Jalisco y Michoacán colocan a su población en sectores de servicios, comercio y construcción, lo que genera remesas más altas”, indicó.

Los especialistas coincidieron en la necesidad de políticas públicas más robustas para enfrentar este panorama. Además de capacitar a migrantes y retornados, se requiere un mayor apoyo social y la promoción de alternativas económicas que reduzcan la dependencia de las remesas.

Este escenario pone en evidencia los desafíos económicos y sociales que México y Jalisco enfrentan para garantizar el bienestar de las familias que dependen de los recursos enviados por los migrantes.