En México, más de un millón de personas sufren de Alzheimer, la forma más común de demencia, un número que podría estar subestimado debido al subregistro. A nivel mundial, casi 60 millones de personas padecen alguna forma de demencia, y las proyecciones indican que esta cifra podría aumentar a entre 150 y 200 millones para finales de este siglo. El Alzheimer representa dos terceras partes de los casos de demencia.

El doctor Carlos Zúñiga Ramírez, encargado de la Clínica de Movimientos Anormales y Enfermedades Neurodegenerativas del Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde, explicó durante el Día Mundial del Alzheimer (21 de septiembre), que existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Entre ellos, mencionó la baja escolaridad en etapas tempranas, la pérdida visual, contaminación ambiental, diabetes, hipertensión, obesidad, falta de actividad física, depresión, enfermedades tiroideas y apnea del sueño, esta última afecta al 18% de las mujeres y al 34% de los hombres, muchos sin diagnóstico.

Además, destacó que en la región de Los Altos de Jalisco se ha identificado una mutación genética (A431GLU) en la proteína Preselinin 1 que provoca Alzheimer en edades tempranas, desde la adolescencia hasta los 50 años, una anomalía genética que también se ha encontrado en California.

El doctor Omar Cárdenas Sáenz, neurólogo del mismo hospital, señaló que los primeros síntomas incluyen pequeños cambios en la memoria, desorientación y alteraciones en el estado de ánimo, pero que no se deben normalizar los olvidos como parte natural del envejecimiento. La detección temprana es clave para un manejo adecuado.

Finalmente, la neuropsiquiatra Rosa Elena Flores Montes y la neuropsicóloga Martha Mónica Arroyo Medrano recalcaron la importancia de la evaluación cognitiva para determinar el grado de deterioro y diferenciar entre tipos de demencia. Asimismo, subrayaron el papel crucial del cuidador principal, quien también necesita apoyo para evitar el colapso emocional.

Las recomendaciones para reducir el riesgo incluyen mantenerse físicamente activo, leer, disfrutar de la naturaleza y llevar una alimentación saludable.