El Instituto de Limnología y Sustentabilidad del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) prevé que el Lago de Chapala recupere alrededor del 65 por ciento de su capacidad hacia finales del temporal de lluvias de este año.

El maestro Eduardo Juárez Carrillo, director del instituto, explicó que la disminución del nivel del lago durante el estiaje será menor en comparación con el año pasado. Al 20 de febrero, Chapala se encontraba al 57 por ciento de su capacidad, y se estima que a principios de junio descienda hasta el 48 por ciento, antes de iniciar su recuperación con las lluvias.

“Nuestra predicción para este año es que veremos más agua en el Lago de Chapala porque será una época menos severa que la del año pasado. Calculamos que el agua bajará entre los 4 mil y 3 mil 750 millones de metros cúbicos, lo que representa una disminución de 48 por ciento, una cantidad superior a la registrada en julio del año pasado, cuando el nivel cayó hasta el 36 por ciento”, precisó.

El especialista destacó que el fin del fenómeno de La Niña y la transición a un año neutro en las condiciones climatológicas favorecerán las lluvias en la región.

“Se predice que, a finales de abril y principios de mayo, el fenómeno de La Niña habrá terminado y pasaremos a un año neutro, lo que ayudará al enfriamiento del Pacífico tropical y a una mejor temporada de lluvias en el occidente de México”, detalló.

El lago, que en noviembre de 2024 alcanzó una recuperación del 60 por ciento, podría llegar a niveles cercanos al 75 por ciento, considerado un porcentaje adecuado para la estabilidad del ecosistema.

Pese a la esperada recuperación del lago, Juárez Carrillo advirtió que persisten problemas ambientales que afectan su ecosistema y calidad del agua.

Uno de ellos es el incremento de la temperatura, que ha pasado de 19.58°C en 1990 a 23.42°C entre 2023 y 2024, un aumento de 3.8 grados. Esta situación no solo acelera la evaporación del agua, sino que también afecta a las especies que habitan en el lago.

Otro problema es la proliferación de algas nocivas, que ha aumentado en los últimos años y afecta la calidad del agua que se distribuye en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

“El nivel de abundancia de estas algas sobrepasa los estándares europeos, que permiten hasta dos mil células por litro, mientras que en Chapala se reportan 30 mil células por litro, es decir, 15 veces más. Esto es preocupante porque esta es el agua que consumimos en Guadalajara y que produce una toxina que el SIAPA no mide”, alertó Juárez Carrillo.

Además, reiteró la amenaza que representa la lobina negra, una especie introducida para la pesca deportiva, que ha afectado a poblaciones de charal, un pez endémico del lago y base de una de las actividades económicas más importantes de la región.

Pese a estos desafíos, los especialistas confían en que la recuperación del lago traerá beneficios a la cuenca, aunque subrayan la necesidad de acciones integrales para enfrentar los problemas ambientales que aún persisten.