“Para todo mal, mezcal; para todo bien, también… y si no hay remedio: litro y medio”.

Por su pureza y rápida asimilación “declaran” al mezcal la bebida alcohólica perfecta para el humano; por eso cuidarlo es más importante que nunca.

El mezcal es una bebida especial, poderosa en más de un sentido.

En décadas recientes su consumo creció exponencialmente, tanto en México como afuera del país.

Considerado una bebida de los Dioses, el mezcal tiene una magia innegable.

Que se manifiesta en su sabor, en su pureza, en “el estado” que detona al ingerirlo y en su rico linaje cultural.

¿Por qué el mezcal podría ser la bebida alcohólica perfecta para consumo humano?

Hace unos meses compañía especializada en análisis y reseñas de bebidas Beverage Testing Institute, con sede en Chicago, declaró al mezcal como el destilado más puro del mundo.

Se dice que a diferencia de las demás bebidas alcohólicas, proviene de polisacáridos, que tu cuerpo comienza a procesar al instante, lo cual acelera la asimilación y deja menor rastro en el organismo (y por lo tanto, se dice, produce menos resaca).

Todo pareciera dispuesto para entregarnos infinitamente al consumo de mezcal. Sin embargo, esto es simplemente insostenible.

Cada agave tarda en madurar aproximadamente trece años, el crecimiento explosivo en la demanda incentiva que se deforesten grandes extensiones de tierra para cultivar agaves y, en el caso de las especies silvestres que además son más cotizadas, su reforestación es insuficiente y su número se ha reducido sustancialmente.

En pocas palabras, no porque el mezcal sea un poema y su consumo un rito generalmente hermoso, cuando lo bebas considera todo el esfuerzo de la naturaleza, de los campesinos que lo cultivan, y en el tiempo que toma al agave llegar al punto en que puede ser cosechado.