Carlos Rivera fue acusado de negarse a cantar en una boda lésbica celebrada en Casa Huamantla, un hotel que pertenece al artista y que se utiliza para eventos sociales.

Las acusaciones provienen directamente de Jovina Morteo, una de las novias, quien relató con palpable decepción el presunto rechazo del intérprete a participar en un momento tan significativo para ella y su ahora esposa, Ale. La negativa ha desatado una ola de críticas y ha puesto en tela de juicio la postura de Rivera frente a la comunidad LGBTQ+.

Según la información que Jovina Morteo compartió con el periodista Javier Ceriani, la elección de Casa Huamantla como el escenario para su unión matrimonial se concretó el 11 de febrero de 2024. En sus planes, existía una ilusión especial: que Carlos Rivera, dueño del lugar, interpretara su emotiva canción “Que lo nuestro se quede nuestro” como el vals nupcial. Este detalle representaba una conmovedora sorpresa que Jovina anhelaba regalarle a su pareja.

Sin embargo, la respuesta del equipo de Carlos Rivera habría sido desalentadora. Se les informó que el cantante no realiza presentaciones de una única canción y que, en caso de acceder, el compromiso mínimo sería una hora de actuación. A pesar de la disposición de las novias a contratarlo bajo estas condiciones, la producción del artista habría condicionado su participación a la disponibilidad en su agenda, insinuando posibles compromisos de gira.

El relato de Jovina se torna aún más intrigante al mencionar que, durante su estancia en Casa Huamantla, personal del lugar les habría comentado que Rivera estuvo presente días antes de su llegada y regresó justo después de su partida. Esta coincidencia fue interpretada por la novia como un posible intento del cantante por evitar cualquier tipo de interacción con ellas en un día tan especial.

La novia también lamentó que, a pesar de la amabilidad mostrada por los trabajadores del recinto, Carlos Rivera no se acercó a la pareja ni demostró interés alguno en su celebración, una actitud que Jovina consideró poco profesional para un empresario que gestiona un espacio dedicado a eventos.

La situación dio un giro que hirió profundamente a la pareja cuando, semanas después de la boda, descubrieron imágenes de Carlos Rivera cantando en la celebración de una pareja heterosexual. Este hallazgo contradijo la impresión inicial de que el artista mantenía una política de no participar en eventos sociales privados.

Según las declaraciones de Jovina, una persona que trabaja en Casa Huamantla les habría confirmado una razón aún más dolorosa para la negativa: Carlos Rivera supuestamente se habría negado a cantar en su boda por no querer ser asociado con la comunidad LGBTQ+, en un contexto de persistentes especulaciones mediáticas sobre su propia orientación sexual.

“Él se comunica y me dice ‘Carlos Rivera no cantó en su boda porque no quería que lo ligaran con absolutamente nada gay, nada que tuviera que ver con gente homosexual por toda la historia que los medios le han sacado a él, que es gay o que no es, en fin”, reveló Jovina, citando la conversación con esta fuente interna.

En sus contundentes declaraciones, Jovina no ocultó su profunda decepción y calificó la presunta actitud del cantante como discriminatoria. “Él elige dónde cantar, pero por discriminación es muy fuerte. Él es libre de cantar donde quiera, sí, a lo que no tiene derecho es a invisibilizar a nadie, y eso fue lo que el señor hizo con nosotras y con nuestra boda”, sentenció.

La novia incluso compartió capturas de pantalla de las conversaciones mantenidas con el equipo de Rivera, evidenciando el interés genuino de la pareja por contratarlo y las respuestas evasivas que recibieron.

Jovina concluyó su testimonio describiendo la experiencia como “una triste y decepcionante realidad”, lamentando profundamente la falta de apoyo y la aparente invisibilización por parte de una figura pública como Carlos Rivera en un día que debía ser de pura celebración y amor incondicional.