La muerte del legendario actor Gene Hackman y su esposa, la pianista clásica Betsy Arakawa, sacudió a Hollywood y al mundo del espectáculo. Ahora, a casi dos meses del hallazgo de sus cuerpos en su residencia de Santa Fe, Nuevo México, los resultados de la autopsia arrojan una luz inquietante sobre las trágicas y solitarias circunstancias en las que ambos perdieron la vida.

Un virus letal y silencioso: el hantavirus

Según informes divulgados por medios estadounidenses como Us Weekly y Associated Press, Betsy Arakawa falleció a causa del síndrome pulmonar por hantavirus, una enfermedad poco común pero altamente letal transmitida por roedores. El examen forense reveló que los pulmones de Arakawa estaban "pesados y congestionados, debido a una acumulación significativa de fluidos en el pecho", un signo característico de esta infección.

La mujer, de 65 años, no presentaba signos de violencia y dio negativo en pruebas de COVID-19 e influenza. Sin embargo, según reveló el Daily Mail, en los días previos a su muerte, Arakawa había estado investigando en su computadora síntomas similares a los de una gripe severa, en un intento desesperado por entender qué le ocurría.

El informe también reveló problemas cardiovasculares leves y una acumulación de cafeína en su organismo, pero ningún rastro de alcohol ni drogas. El fallecimiento se habría producido entre el 11 y el 12 de febrero, en el baño de la residencia que compartía con Hackman.

Gene Hackman: el adiós de un ícono en la sombra del Alzheimer

Lo más estremecedor del caso fue lo ocurrido con Gene Hackman. El actor de 94 años, ganador de dos premios Oscar y protagonista de clásicos como Contacto en Francia, Los Imperdonables y Superman, padecía Alzheimer en fase avanzada. Según fuentes cercanas, es probable que jamás se haya dado cuenta del fallecimiento de su esposa.

La autopsia confirmó que Hackman murió el 18 de febrero, días después de Arakawa, a causa de una enfermedad cardiovascular severa. Se hallaron múltiples complicaciones: aterosclerosis, hipertensión, antiguos infartos de miocardio, un injerto de bypass, stents coronarios y una válvula aórtica reemplazada.

Pero un hallazgo sorprendió a los especialistas: se detectaron niveles elevados de acetona en su organismo —5.3 mg/dl, cuando el rango normal es de hasta 0.3 mg/dl—, una señal clara de ayuno prolongado o cetosis. Todo apunta a que el actor no se alimentó durante varios días, posiblemente por confusión o desconexión con la realidad, lo cual precipitó su deterioro físico.