México se ha enfrentado a una escalada sin precedentes de violencia contra las mujeres trans durante el año 2024. Las cifras, recopiladas por organizaciones de la sociedad civil, revelaron un aumento estremecedor del 280% en los casos de transfeminicidios en comparación con el mismo período del año anterior. Esta estadística no solo puso de manifiesto la gravedad de la situación, sino que también subraya la urgente necesidad de acciones concretas para proteger a uno de los grupos más vulnerables de la sociedad mexicana.

Un problema invisibilizado: La falta de tipificación legal

Uno de los obstáculos más significativos en la lucha contra los transfeminicidios en México era la falta de tipificación legal de este delito específico. Luisa Ekiwa Martínez Gáldamez, coordinadora de la asociación Casa de las Muñecas Tiresias AC, explicó que esta ausencia en el marco jurídico dificultaba enormemente la visibilización y el abordaje adecuado del problema.

‘Las autoridades lo tipifican como feminicidio, lo cual está bien, pero impide que conozcamos las cifras exactas, la realidad, de cuántas compañeras son asesinadas por su orientación sexual, identidad o expresión de género’, señaló Martínez Gáldamez.

Esta falta de reconocimiento legal no solo oscurece la magnitud real del problema, sino que también limita la capacidad de las autoridades para desarrollar estrategias específicas de prevención y protección para la comunidad trans. La Ciudad de México había dado un paso adelante al presentar una iniciativa para incluir el transfeminicidio en su Código Penal, pero el resto del país aún queda rezagado en este aspecto crucial.

Cifras alarmantes y geografía del odio

Las estadísticas recopiladas por organizaciones como el Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT) pintan un panorama sombrío. Entre 2007 y 2023, se habían registrado 709 asesinatos de personas transgénero en todo México, con un promedio escalofriante de 44 al año. Pero 2024 amenaza con superar con creces esa media, con al menos 36 mujeres trans asesinadas en los primeros cinco meses del año.

La geografía de estos crímenes revela que ninguna parte del país está exenta de esta violencia. Chihuahua, Veracruz, Ciudad de México y Estado de México encabezan la lista macabra con cuatro asesinatos cada uno, pero en total, 17 entidades federativas han sido escenario de transfeminicidios en lo que va del año.

Casos emblemáticos que conmocionaron al país

El año 2024 comenzó con una ola de violencia que sacudió a la comunidad trans y a la sociedad en general. El asesinato de Gaby Ortiz, una estilista reconocida como una de las primeras mujeres trans visibles en Ixmiquilpan, Hidalgo, marcó un inicio trágico. Su cuerpo fue encontrado junto a una cartulina con un mensaje de odio, un claro indicativo de la naturaleza transfóbica del crimen.

Apenas unos días después, el hallazgo del cadáver de una mujer trans no identificada en Tlaquepaque, Jalisco, añadió otro caso a la lista creciente. La violencia no discriminaba entre figuras públicas y ciudadanas anónimas, como lo demostró el asesinato de Samantha Gómez Fonseca, una activista trans y asesora de legisladores locales, en las calles de Xochimilco, Ciudad de México.

El caso más reciente que conmocionó al país fue el de Valentina Sody, líder y luchadora social por los derechos de la comunidad LGBT en Morelos, quien fue asesinada a balazos por dos sujetos en motocicleta.

Un llamado a la acción por las mujeres trans

El aumento dramático en los casos de transfeminicidios en México durante 2024 no solo es una estadística alarmante, sino un grito de auxilio de una comunidad bajo asedio. La falta de reconocimiento legal, la ausencia de datos oficiales y la persistencia de actitudes transfóbicas en la sociedad se combinaban para crear un ambiente de impunidad y peligro constante para las mujeres trans.

Es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas para tipificar el transfeminicidio como un delito específico, implementar programas de protección para las personas trans y lanzar campañas de educación y sensibilización para combatir la transfobia en la sociedad.

Mientras tanto, organizaciones de la sociedad civil como Casa de las Muñecas Tiresias AC y el Centro de Apoyo a las Identidades Trans continúan su labor incansable de documentación, apoyo y defensa de los derechos de la comunidad trans. Su trabajo es crucial no solo para visibilizar el problema, sino también para proporcionar apoyo directo a las víctimas y sobrevivientes de la violencia transfóbica.

El respeto a la diversidad, la protección de los derechos humanos y la erradicación de la violencia contra las personas trans deben convertirse en prioridades inmediatas para garantizar un futuro donde todas las personas, independientemente de su identidad de género, pudieran vivir con dignidad y sin miedo.

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