En medio de la incertidumbre y el miedo que ha generado la privación de la libertad de 66 personas en Culiacán el pasado viernes 22 de marzo, unas misteriosas mantas aparecieron en distintos puntos de la ciudad, enviando un mensaje contundente: ‘No hay guerra en Sinaloa’. Este inesperado acto ha llamado la atención y ha generado más interrogantes sobre la situación de seguridad en la región.

Ubicación estratégica de las mantas en Culiacán

Las mantas se colocaron en lugares estratégicos de la ciudad y en las entradas principales, como una forma de asegurarse de que su mensaje fuera escuchado. Dos de ellas se avistaron sobre el Paseo Niños Héroes, una en el Puente Miguel Hidalgo y otra en el puente del ferrocarril sobre el Río Culiacán. Otras aparecieron en la Carretera Internacional México 15, en el ingreso al Seminario de Culiacán, y en la Autopista Estatal Benito Juárez, cerca de la comunidad de La Platanera.

Las mantas no solo negaban la existencia de una guerra en Sinaloa, sino que también contenían una advertencia para los delincuentes, especialmente los ladrones. Firmadas con las iniciales IAG, las mantas amenazaban con represalias contra aquellos que se dedican al robo, secuestro, extorsión o cobro de piso en la región.

Además, se difundieron los rostros y nombres de cuatro presuntos líderes de bandas delictivas, incluyendo a un agente activo de la Policía Ministerial del Estado y otro de la Fiscalía General de la República.

Contexto de violencia en la región

Este inusual acto ocurre en medio de una situación de violencia y zozobra en Culiacán, donde grupos armados han perpetrado ‘levantones’ y desapariciones forzadas. Aunque las autoridades no han brindado información clara sobre los responsables de estos actos, el presidente Andrés Manuel López Obrador los atribuyó a una lucha entre bandas rivales.

A pesar del revuelo causado por la aparición de las mantas, las autoridades no han proporcionado información oficial al respecto. Los mensajes fueron retirados por elementos policiales, pero hasta el momento no se ha esclarecido quién o qué grupo está detrás de ellos ni cuál es su verdadero propósito.

De esta manera, la incertidumbre sobre la seguridad en la región se ha visto agravada por este mensaje enigmático, que plantea dudas sobre quién tiene el control real de la situación y cuáles son las verdaderas intenciones detrás de las acciones violentas que han sacudido a la ciudad.

En medio de este clima de tensión, es fundamental que las autoridades locales y federales redoblen sus esfuerzos para garantizar la seguridad y protección de los ciudadanos. La comunidad de Culiacán espera respuestas claras y acciones concretas que restablezcan la confianza en las instituciones y brinden tranquilidad a quienes residen en la región.

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