En medio de la visita programada de una delegación de Estados Unidos para abordar la crisis migratoria, una nueva caravana conformada por más de 10 mil migrantes ha salido de la frontera sur de México con el objetivo de ejercer presión sobre ambos gobiernos.

En la madrugada del domingo, miles de migrantes de 24 nacionalidades diferentes emprendieron esta peligrosa travesía desde la ciudad de Tapachula, ubicada en el estado de Chiapas, coincidiendo con la noche de Nochebuena. Aunque la mayoría son niños, mujeres y familias completas, todos se arriesgaron a caminar hasta Álvaro Obregón, donde esperan pasar una complicada Navidad.

Este enorme contingente de personas atravesó la carretera federal 200 y cruzó el primer punto de control en el Ejido Viva México, donde solo personal de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM) los observó pasar. La delegada de Protección Civil, Julissa Esther Briones Magaña, confirmó que se trata de alrededor de 10 mil personas en movilidad, y recomendó a los migrantes salvaguardar su salud y la de sus hijos, mientras instó a los conductores a tener precaución debido a esta masiva afluencia de personas.

Según Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), esta caravana representa la mayor movilización de este año, y se espera que supere la cifra de 15.000 migrantes que caminarán durante los días que sean necesarios para llegar a la Ciudad de México, su primer punto de referencia.

«Hay un tapón y un nudo humano que se refleja en este grupo que encabeza la caravana. Le decimos al Estado mexicano que no nos deja otra opción más que caminar por la carretera hasta que el INM y el presidente Andrés Manuel López Obrador digan sí o no. Hoy caminamos los más pobres entre los más pobres, aquellos que no tienen dinero para pagar visas o contratar polleros», expresó Villagrán.

Por su parte, José Wilmer Fernández Caballero, migrante hondureño, mostró su resolución positiva de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), pero lamentablemente ha recibido negativas y menosprecio por parte de las autoridades migratorias.

«A pesar de haber pasado tanto tiempo en Tapachula, ha sido tiempo perdido. Siempre me detienen y me regresan. Llevamos con nosotros la resolución positiva, pero siempre me obligan a bajar del autobús y me dicen que no tiene ningún valor», relató Fernández .

Esta nueva caravana ha caminado durante aproximadamente cuatro horas desde Tapachula hasta el ejido Álvaro Obregón, donde los migrantes pasarán la Navidad bajo árboles y techos improvisados, sobre maleza, cartones, colchonetas y sábanas que llevan consigo.