El presidente Andrés Manuel López Obrador firmará un acuerdo con las industrias de la masa y la tortilla para prohibir el uso de maíz transgénico en la elaboración de productos básicos para la alimentación de los mexicanos.

El mandatario reiteró que, como estableció en su decreto de febrero pasado, el maíz transgénico queda prohibido para consumo humano y se utilizará únicamente como alimento para cerdos y pollos, en general para forraje, pero insistió en que el tema se sigue negociando con el gobierno estadounidense.

Con esta medida, México protege la diversidad y el patrimonio cultural del maíz nativo, y evita los posibles efectos nocivos del glifosato, un herbicida asociado al maíz transgénico que el Gobierno eliminará gradualmente hasta el 2024.

Sin embargo, el decreto del presidente  ha generado controversia y críticas por parte de algunos sectores productivos y comerciales, que advierten que la restricción al maíz transgénico violaría el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y provocaría un aumento en los precios de la tortilla.

México es el principal importador de maíz transgénico de Estados Unidos, su socio comercial en el T-MEC.

El año pasado adquirió más de 15 millones de toneladas de maíz transgénico, principalmente amarillo, que se destina al sector pecuario e industrial.

Además, algunos expertos señalan que es prácticamente imposible impedir que el maíz transgénico llegue a las tortillerías, debido a la mezcla y contaminación que existe entre las distintas variedades de maíz que se cultivan y comercializan en el país.

El Gobierno mexicano ha defendido su decisión como una forma de garantizar la soberanía alimentaria y el derecho a una alimentación sana y nutritiva para la población. Asimismo, ha asegurado que impulsará el apoyo a los productores nacionales de maíz blanco, que es el que se utiliza para la masa y la tortilla.

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