En una decisión influenciada por las reglas de paridad de género establecidas por el Instituto Nacional Electoral (INE), varios aspirantes a candidatos de Morena vieron sus intenciones políticas frustradas. La Comisión Nacional de Elecciones presentó los resultados de la encuesta interna, en línea con los datos arrojados por las casas encuestadoras, para determinar los candidatos que representarán al partido en la Ciudad de México y otras entidades.

El criterio de paridad de género, que exige la postulación de cinco mujeres y cuatro hombres en cinco estados, fue el factor determinante que llevó a algunos aspirantes a sacrificar sus oportunidades en la decisión final.

García Harfuch en Ciudad de México 

En la capital del país, por ejemplo, el exsecretario de Seguridad de la CDMX, Omar García Harfuch, obtuvo la mayoría de las preferencias con un 40% de apoyo. Sin embargo, la aplicación rigurosa del criterio de paridad catapultó a la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, quien obtuvo el 26% de la intención de voto, como la precandidata morenista.

Sheffield en Guanajuato 

La situación resultó igual para Guanajuato y Jalisco. En estos dos últimos, la paridad de género fue un criterio crucial para definir las candidaturas. En Guanajuato, la disputa interna estuvo reñida entre Ricardo Sheffield, ex titular de la Profeco, y Alma Alcaraz, diputada de Morena en el Congreso local. Sin embargo, la ventaja de Alcaraz, de tan solo un punto porcentual, la llevó a ser designada como la candidata oficial.

Lomelí en Jalisco

En Jalisco, Carlos Lomelí parecía tener el camino asegurado tras ganar la encuesta interna. Sin embargo, el margen entre él y Claudia Delgadillo fue estrecho, con solo un 5.3% de diferencia. La aplicación del criterio de paridad de género dejó a Lomelí fuera de la contienda y consagró a Delgadillo como la precandidata morenista en el estado gobernado por Enrique Alfaro.

La militancia y simpatizantes de Morena en estos estados tendrán que enfrentar una realidad en la que la paridad de género se impone como norma y como una lucha por la equidad en la representación política. La consolidación de la participación femenina en la toma de decisiones es un paso importante hacia la construcción de una sociedad más igualitaria y justa.

La paridad de género se convierte así en una fuerza transformadora que moldea el panorama político en México, dándole voz y espacio a las mujeres en posición de liderazgo. Aunque algunos perfiles masculinos quedaron excluidos en esta ocasión, los resultados reflejan un avance hacia una representación política más equitativa, donde hombres y mujeres tendrán la oportunidad de contribuir en la construcción de un futuro democrático en el país.

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