La crueldad humana alcanzó un nuevo y estremecedor nivel en el estado de Tabasco. “Capuchino”, un perrito criollo en situación de calle, fue víctima de un acto deliberado y atroz: alguien colocó comida contaminada con ácido muriático, causando su lenta y dolorosa muerte.

Los vecinos, consternados por los hechos, señalaron que no se trata de un accidente. Según testimonios, la comida envenenada fue puesta con toda la intención de hacer daño a animales en situación de abandono. Esta acción no solo representa un acto de crueldad animal, sino que también pone en peligro a niños, personas sin hogar y cualquier ser vivo que pueda entrar en contacto con estas sustancias tóxicas.

“Capuchino”, como lo conocían quienes solían alimentarlo o saludarlo al pasar, fue encontrado por miembros de la asociación civil Adopciones Responsables M y M. Al recibir un reporte ciudadano, los voluntarios acudieron a la zona y encontraron al animal gimiendo de dolor, con la lengua gravemente herida y sangrando profusamente. El ácido, altamente corrosivo, había hecho estragos en su sistema digestivo.

Fue trasladado de urgencia a una clínica veterinaria. Sin embargo, los daños eran irreversibles. Los médicos concluyeron que no había forma de aliviar su sufrimiento ni de salvarle la vida. Con lágrimas, los voluntarios dieron autorización para que se le aplicara la eutanasia, dándole a Capuchino una muerte digna, al menos dentro de la tragedia.

El caso se viralizó rápidamente en redes sociales, donde usuarios, activistas y organizaciones defensoras de los derechos animales han exigido justicia. La indignación ha ido en aumento, no solo por la muerte del perro, sino por la frecuencia con la que este tipo de actos se repite en Tabasco y otras zonas del país.

“Hoy fue Capuchino. Mañana puede ser otro perro, un gato, un niño. ¿Hasta cuándo vamos a tolerar esto?”, escribió una activista local en X (antes Twitter), donde el hashtag #JusticiaParaCapuchino comenzó a circular con fuerza.

Además, se han documentado otros intentos de envenenamiento en la misma zona. Algunos vecinos reportaron la colocación de baldes con agua mezclada con ácido muriático, lo que indica un patrón alarmante de violencia y desprecio por la vida, tanto animal como humana.

Organizaciones protectoras de animales han solicitado al gobierno municipal que inicie una investigación formal y que se presenten cargos contra quien o quienes resulten responsables. También han exigido la implementación urgente de políticas públicas de protección animal, que incluyan vigilancia, campañas de adopción y esterilización, así como castigos ejemplares para los responsables de maltrato.