En medio de la creciente violencia y la lucha territorial entre Los Chapitos y Los Mayitos, los habitantes de Sinaloa han visto cómo sus hogares se han convertido en campos de batalla, obligándolos a dejar todo atrás y huir en busca de seguridad.
La guerra desatada en Culiacán, Sinaloa, ha provocado el desplazamiento forzado de decenas de familias que temen por sus vidas en medio de enfrentamientos entre cárteles de droga. Los Chapitos y Los Mayitos han sembrado el terror en la región, haciendo que los habitantes se vean obligados a abandonar sus casas para resguardar sus vidas.
El miedo a quedar atrapados en medio del fuego cruzado ha llevado a muchos a abandonar sus raíces y desplazarse hacia otras zonas, a menudo con la ayuda de sus propias familias.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno de México por combatir la violencia en el estado, la presencia y la influencia de Los Chapitos y Los Mayitos siguen siendo una amenaza constante para la población civil.
Casas y departamentos vacíos
Imágenes compartidas por diversos medios, muestran casas y departamentos vacíos, muchas de ellas vandalizadas por los cárteles. En áreas como Tres Ríos, conocida por su lujo, se pueden observar al menos 20 viviendas abandonadas con carteles de «se vende», reflejando el impacto devastador de la violencia en la comunidad.
Pero la situación no se limita a zonas residenciales de alto nivel, ya que los barrios más vulnerables también han sido blanco de la violencia desatada por Los Chapitos y Los Mayitos. Balaceras, incendios y ataques constantes han obligado a familias enteras a abandonar sus hogares en busca de un lugar seguro.
Ante esta crisis, el Gobierno Federal, en colaboración con el gobernador de Sinaloa, ha implementado medidas de seguridad para intentar contener la violencia y capturar a los responsables.
Sin embargo, los líderes de los cárteles, como Iván Archivaldo Guzmán e Ismael Zambada Sicairos («El Mayito Flaco»), continúan prófugos y mantienen su influencia en la región.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, los habitantes de Sinaloa se encuentran atrapados en medio de una guerra sin tregua, que ha cambiado sus vidas de manera drástica. El futuro de la región es incierto, y la seguridad de sus habitantes sigue en peligro mientras la violencia continúe desatada en las calles de Culiacán.
