Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), confirmó que el rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, era utilizado como centro de adiestramiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde se sometía a torturas y ejecuciones a quienes se negaban a ser parte de la organización criminal.

Esta información fue constatada a través del testimonio de José Gregorio Lastra Armida, alias “El Lastra”, quien fue detenido por autoridades federales el pasado 20 de marzo en la alcaldía Cuajimalpa, Ciudad de México, cuando intentaba ocultarse tras las investigaciones relacionadas con el rancho.

De acuerdo con Harfuch, este sujeto desempeñaba un papel clave en el reclutamiento de nuevos miembros para el CJNG y estaba directamente involucrado en la gestión del rancho Izaguirre. Además, se le vincula con actividades de reclutamiento entre mayo de 2024 y principios de marzo de 2025.

Además de la detención de "El Lastra", las autoridades federales informaron que, como parte de la investigación, se han dado de baja 29 páginas de reclutamiento en diversas plataformas digitales. Estas páginas, de acuerdo con Harfuch, eran utilizadas por el CJNG para atraer a personas a sus actividades delictivas bajo la fachada de ofertas laborales falsas.

El secretario también señaló que, hasta la fecha, se ha logrado la detención de 49 personas involucradas en la desaparición de individuos. Estos operativos forman parte de un esfuerzo coordinado para desmantelar las redes de reclutamiento y los grupos criminales relacionados con el CJNG.

“El Lastra” era uno de los principales colaboradores de Gonzalo N, alias "El Sapo", quien se considera líder del CJNG en varias regiones del occidente del país. Como responsable del rancho Izaguirre, "El Lastra" organizaba la llegada de los reclutas, a quienes se les ofrecían falsas oportunidades laborales a través de páginas en redes sociales y plataformas de reclutamiento. Estos anuncios fraudulentos prometían trabajos en el ámbito de la seguridad privada con salarios que variaban entre 4,000 y 12,000 pesos semanales.

Los reclutados eran citados en distintas terminales de autobuses, desde donde eran trasladados al rancho Izaguirre, donde comenzaba el proceso de adiestramiento. Durante un mes, los nuevos reclutas eran sometidos a acondicionamiento físico, se les entregaba ropa táctica y botas, y se les retiraban sus celulares. Durante este tiempo, los reclutados se mantenían incomunicados.

Una vez finalizado el proceso de entrenamiento, aquellos que demostraban aptitudes eran integrados a las filas del cártel. Sin embargo, aquellos que se resistían al adiestramiento o intentaban escapar enfrentaban severas represalias, siendo torturados, golpeados e incluso asesinados, según el testimonio de “El Lastra”.

Harfuch destacó que la investigación sobre este caso sigue en curso, y que las autoridades continúan en la búsqueda de nuevos elementos que ayuden a esclarecer la operación de este cártel en diversas partes del país. Con estas acciones, se espera reducir el poder de las organizaciones criminales y prevenir futuros reclutamientos forzados por parte del CJNG.

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