El Obispo Emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ha sido encontrado con vida en un hospital del estado de Morelos después de haber desaparecido hace dos días en el municipio de Jiutepec. Según fuentes oficiales, el religioso se encontraba en camino hacia Guerrero cuando ocurrió la desaparición.
Tanto fuentes eclesiásticas como autoridades locales han confirmado que el obispo se encuentra estable y bajo cuidados médicos en el Hospital General de Cuernavaca José G. Parres. Aparentemente, Rangel Mendoza sufrió una complicación en su trayecto, pero no se han dado detalles al respecto.
Cabe destacar que Monseñor Salvador Rangel es conocido por haber mediado con los cárteles que operan en Guerrero en un intento por lograr una tregua que reduzca la violencia en la región. Su labor como negociador ha sido reconocida por su valentía y compromiso con la paz en una de las zonas más afectadas por el crimen organizado en México.
Desaparición
Ante su desaparición, se había desplegado un operativo urgente para localizarlo. Mientras que la Conferencia del Episcopado Mexicano manifestó su inquietud y solicitó la intervención inmediata de las autoridades para esclarecer el caso y garantizar la seguridad de Salvador Rangel.
En un comunicado oficial, la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo un llamado respetuoso pero firme a los responsables de la desaparición de Rangel para que le permitieran acceder a los medicamentos necesarios para su delicado estado de salud. Asimismo, informaron que la Fiscalía General del Estado de Morelos ya había iniciado una investigación al respecto.
COMUNICADO DE PRENSA
La Conferencia del Episcopado Mexicano informa con profunda consternación sobre la desaparición de Monseñor Salvador Rangel Mendoza, Obispo Emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, de quien se desconoce su paradero desde el día 27 de abril. pic.twitter.com/8YrZavLuEZ
— CEM (@IglesiaMexico) April 29, 2024
Obispo pactaba la paz con el narco
Cabe destacar que Salvador Rangel había estado en conversaciones con grupos del crimen organizado, como «Los Ardillos» y «Los Tlacos«, con el propósito de lograr la pacificación de Chilpancingo. En febrero de 2024, el obispo había llegado a un acuerdo con estos grupos armados para evitar enfrentamientos violentos que pusieran en riesgo la vida de los habitantes de la zona.
El obispo Rangel había expresado públicamente su convicción de que la paz y la tranquilidad de la sociedad son valores incuestionables, por lo que consideraba legítimo entablar diálogos con diversos actores, incluso con aquellos vinculados al crimen organizado, para alcanzar un bien común.
«Si el estado, el gobierno ha perdido la capacidad de arreglo, de gobierno, ha dejado huecos y vacíos que los narcotraficantes han tomado, tenemos todo el derecho en intervenir y ayudar a las personas», mencionó el religioso.