El Servicio Sismológico Nacional (SSN) informó que, en las últimas 24 horas, se registraron un total de 87 movimientos telúricos con epicentros en doce estados del país.
Las magnitudes de estos sismos oscilaron entre 1.3 y 4.2 grados, con epicentros en Veracruz, Oaxaca, Baja California Sur, Guerrero, Jalisco, Ciudad de México, Colima, Tamaulipas, San Luis Potosí, Chiapas, Baja California y Puebla.
Entre ellos, nueve sismos fueron destacados. El primero, de 4.1 grados, tuvo su epicentro en Chiuatlán, Jalisco, a las 06:30 horas. Apenas tres minutos después, otro de 4.0 grados se registró en Sayula de Alemán, Veracruz.
Para la zona de Oaxaca, se registraron dos sismos en Salina Cruz: el primero de 4.1 grados a las 07:48 de la mañana y el segundo de 4.0 grados a las 22:04 horas. En Michoacán, un sismo de 4.0 grados tuvo su epicentro en Coalcomán a las 08:24 horas.
En Chiapas, dos sismos ocurrieron alrededor de las 13:00 horas: el primero, de 4.0 grados, en Pijijiapan, y el más fuerte de la jornada, de 4.2 grados, se registró en Mapastepec.
Afortunadamente, la actividad sísmica de este viernes 11 de octubre no causó daños materiales ni dejó personas lesionadas.
Temblores en México
México se encuentra en una zona de alta actividad geológica, que lo expone al riesgo constante de sufrir este tipo de eventos. Prueba de lo anterior fueron los sismos de 1985 y 2017, que causaron grandes daños, sin embargo, no han sido los de mayor magnitud en la historia del país, pese a ser de los más presentes en la memoria tanto de nacionales como de extranjeros.
El 28 de marzo de 1787, un Oaxaca colonial se vio estremecido por el que ha sido el terremoto más fuerte registrado en lo que hoy es México hasta ahora. Con una magnitud de 8.6, fue seguido de un tsunami que se adentró 6 kilómetros más allá de la costa.
Expertos del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) estiman que será posible la repetición de situaciones semejantes en el futuro próximo. Dichas conclusiones surgieron a partir de un estudio fechado en 2009 que pretendía analizar el evento citado. Se dijo entonces que puede haber terremotos de una magnitud similar en las costas de México y Centroamérica. Lo anterior porque dicha zona posee gran potencial para acontecimientos de naturaleza geológica, dada su ubicación en la llamada Brecha de Guerrero.