La violencia generada por civiles armados en diferentes regiones de Sinaloa, y principalmente en su capital Culiacán, han provocado que las calles, lugares públicos, escuelas y negocios luzcan vacíos y que los pobladores hayan decidido autoimponerse un toque de queda. En la última semana, medios locales y periodistas han documentado lo sangrienta de una guerra entre dos facciones del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más longevas del territorio nacional.
Cuerpos abandonados, vehículos con impactos de bala, sangre en el suelo, mensajes para sus adversarios y cinta que delimita la escena del crimen son solo algunas de las imágenes con las que cientos de sinaloenses han tenido que convivir. El miedo e internamiento al que se han obligado a estar ha provocado una clase de psicosis social, derivado a que los hechos violentos se perciben más graves que la última guerra de Sinaloa, aunque las autoridades federales niegan que se trate de una crisis y se compare la situación de guerra entre los Chapitos y la Matiza con la seguridad en otros estados.
Al respecto, el periodista Ioan Grillo narró cómo fue la cobertura de los diferentes hechos violentos ocurridos en la última semana en Culiacán y cómo vivían esta realidad los culichis. “Los residentes miran desde sus casas la cinta delimitando la escena del crimen, a los soldados y los cadáveres. Una mujer de mediana edad me dice que está tan nerviosa que tiene los intestinos revueltos. Una vendedora de seguros jubilada dice que está tan aterrorizada que en unos días se marchará a Canadá con su hija”, narró Ioan Grillo.
La ‘psicosis social’, término que ha cobrado relevancia en Culiacán, se refiere a un estado de temor colectivo en el que la población percibe un peligro inminente y vive en constante alerta. Los enfrentamientos entre Los Chapitos y La Mayiza han llevado a la población a un estado de paranoia y desconfianza, provocando que muchos habitantes eviten salir de sus hogares y que las calles se vuelvan desoladas.
Los síntomas de la ‘psicosis social’ pueden incluir ansiedad, insomnio, paranoia, agitación e incluso trastornos alimenticios. Las personas afectadas por esta situación experimentan un miedo constante a ser víctimas de la violencia, lo que les lleva a restringir sus actividades diarias y a vivir en un estado de alerta permanente.
Es importante destacar que la ‘psicosis social’ no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene consecuencias a nivel comunitario y social. La desconfianza y el temor generalizado pueden llevar a un deterioro de las relaciones interpersonales, a un aumento de la violencia y a una sensación de inseguridad en la población.
Ante esta situación, las autoridades locales y federales han implementado diversas estrategias para intentar contener la violencia y recuperar la tranquilidad en Culiacán. Sin embargo, la lucha entre Los Chapitos y La Mayiza continúa desatando el terror en la ciudad y generando una sensación de vulnerabilidad en la población.
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