El Ejército de México ha centrado sus operaciones antidrogas en solo unos pocos narcolaboratorios activos cada mes, a pesar de la presión de Estados Unidos para frenar el tráfico de fentanilo. Revelaciones recientes indican que el 95% de las instalaciones aseguradas ya estaban fuera de uso, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), levantando serias preguntas sobre la eficacia de la estrategia implementada.
Manipulación de datos, contradicciones y opacidad en la Sedena
En marzo, Reuters señaló un aumento drástico en el número de redadas de laboratorios al incluir cientos de instalaciones inactivas desde que asumió la presidencia Andrés Manuel López Obrador en 2018. Nuevos datos obtenidos en agosto revelan que, de las 527 redadas realizadas en los primeros siete meses de este año, solo el 5% eran laboratorios activos.
Contrariamente a la afirmación del presidente López Obrador de comprometerse a frenar el tráfico de fentanilo, los datos no especifican el tiempo que los laboratorios han estado inactivos. Además, la Sedena no ha respondido a la solicitud de comentarios sobre estas revelaciones, generando más preguntas sobre la transparencia de la información.
Presiones internacionales y compromisos públicos
El presidente Biden ha intensificado las presiones sobre el gobierno mexicano para que aborde el flujo ilícito de fentanilo hacia Estados Unidos. Aunque López Obrador se comprometió a ayudar a prevenir la entrada de químicos y fentanilo en noviembre, las acciones reales en el terreno parecen ser cuestionables según las últimas revelaciones.
Los datos de agosto revelan que casi todos los laboratorios asegurados estaban etiquetados como instalaciones de metanfetamina, no fentanilo, contradiciendo la afirmación de México de que la droga sintética proviene de grupos criminales en Asia. Estas discrepancias plantean interrogantes sobre la veracidad de las declaraciones oficiales y la lucha real contra el tráfico de fentanilo.
Estrategias de colusión: ¿Guerra imaginaria contra las drogas?
Expertos y legisladores, como Guillermo Valdés y el senador Chuck Grassley, sugieren que México podría estar librando una ‘guerra imaginaria contra las drogas’ para ganar puntos políticos en lugar de abordar seriamente la producción y el tráfico de fentanilo. La falta de coherencia en los informes y la opacidad en la información contribuyen a la percepción de manipulación de datos.
Los hallazgos sugieren que la colusión entre cárteles y figuras militares podría estar afectando las redadas en laboratorios. Traficantes y ex traficantes revelan cómo los cárteles entregan información a soldados amigos, filtrando detalles sobre operativos planeados. Esta colaboración, que involucra sobornos y protección mutua, plantea dudas sobre la autenticidad y la eficacia de las operaciones.
Desafíos futuros: Estados Unidos y México trabajan juntos
A pesar de las revelaciones, la Casa Blanca destaca la cooperación entre México y Estados Unidos para abordar el tráfico de fentanilo. Sin embargo, la falta de informes claros sobre la proporción de redadas en laboratorios activos versus inactivos genera incertidumbre sobre la eficacia real de estas operaciones conjuntas.
Finalmente, las revelaciones recientes plantean serias dudas sobre la efectividad de las redadas de laboratorios en México y generan preocupaciones sobre la integridad de los informes oficiales, lo que sugiere la necesidad de una revisión exhaustiva de la estrategia antidrogas del país.
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