El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador ha estado marcado por un incremento preocupante en los índices de violencia en México. A pesar de la implementación de estrategias de seguridad como la famosa frase «abrazos, no balazos» y la creación de la Guardia Nacional, los registros indican que se han establecido nueve récords históricos en materia de incidencia delictiva.
Desde el inicio de su administración, López Obrador prometió reducir los índices de delincuencia en un 50% con respecto al año 2018, considerado uno de los periodos más violentos durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto. Sin embargo, las cifras actuales muestran todo lo contrario.
El presidente en su Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 afirmó que la delincuencia organizada estaría reducida y en retirada al final de su mandato. Lamentablemente, esto no ha sido el caso. La administración actual ha superado los niveles de violencia de las dos administraciones anteriores, convirtiéndose así en la más violenta en la historia reciente del país.
Uno de los récords más alarmantes se encuentra en el número de víctimas de homicidio doloso, el cual se ha disparado a niveles sin precedentes. También se han presentado incrementos en casos de lesiones dolosas, feminicidio, extorsión, secuestro, carpetas de investigación por narcomenudeo, así como violencia familiar y violación, delitos de alto impacto del fuero común.
La extorsión es otro delito que ha alcanzado máximos históricos durante esta administración. El año pasado se registraron 11,039 víctimas, y solo en lo que va de este año ya se han contabilizado 10,255 casos. Las autoridades atribuyen esto a las bandas criminales locales dedicadas al cobro de piso en diferentes modalidades, una actividad delictiva que rara vez se denuncia.
En cuanto al secuestro, en el año 2019 se impuso un récord con 1,629 víctimas. Además, en 2022 se abrieron 86,386 carpetas de investigación por narcomenudeo, marcando así la cifra más alta registrada.
A pesar de estos preocupantes récords de violencia, el presidente López Obrador ha atribuido la situación a una «mala herencia en seguridad». Sin embargo, es evidente que las estrategias implementadas no han logrado contener el incremento en los índices delictivos.
A medida que el sexenio llega a su recta final, es importante que se realicen acciones contundentes para revertir esta tendencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos. No se puede permitir que México continúe en la dolorosa y vergonzosa referencia internacional como tierra de violencia, desaparecidos y violaciones a los derechos humanos.
Es crucial que las próximas autoridades tomen medidas efectivas para combatir la violencia y trabajar en la reconstrucción de un país seguro y en paz. La población mexicana merece vivir sin miedo y con la certeza de que sus vidas y bienestar están protegidos. Solo así podremos superar estos registros negativos y construir un futuro mejor.