En un mundo cada vez más marcado por los estándares de belleza impuestos, surge un nuevo tipo de agresión contra las mujeres: la violencia estética. Esta forma de discriminación, que se basa en la imposición de estándares estéticos inalcanzables, está afectando a niñas, jóvenes y mujeres en todo el mundo, normalizándose de manera preocupante.
Según un análisis realizado por la Universidad de Florida, en México, cinco de cada 10 niñas, jóvenes y mujeres han experimentado discriminación debido a su tono de piel, peso, estatura, forma de vestir o arreglo personal. Estos son ejemplos claros de violencia estética o simbólica, que se reflejan en la presión constante para cumplir con estándares de belleza impuestos.
Lo más alarmante es que, según este estudio, el 75% de las niñas de entre 8 y 12 años se sienten mal consigo mismas después de ver imágenes de modelos en revistas. Esta tendencia refleja cómo los estereotipos de belleza se han convertido en una forma de violencia que afecta la autoestima y la salud mental de las mujeres.
Riesgos de la violencia estética
La organización Mujeres Vivas, Mujeres Libres ha alertado sobre los riesgos que conlleva esta violencia estética, ya que aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia. La presión social para cumplir con estos estándares tiene consecuencias graves en la salud de las mujeres, quienes muchas veces recurren a tratamientos estéticos no certificados o poco seguros.
La vocera de la organización, Angélica Contreras, señaló en una entrevista que esta situación se ha exacerbado con el auge de las redes sociales, donde influencers y youtubers promueven un ideal de belleza inalcanzable. Las jóvenes, especialmente, se ven influenciadas por estos contenidos, lo que aumenta su vulnerabilidad frente a la violencia estética.
La violencia estética se manifiesta en la imposición de estándares de belleza que son perjudiciales y difíciles de cumplir. Aún no está tipificada legalmente en muchos lugares, lo que dificulta su reconocimiento y combate. Según Mujeres Vivas, Mujeres Libres, esta forma de violencia es un mecanismo de control que desvía la atención de las mujeres hacia sus cuerpos y les impide tomar decisiones autónomas.
Medidas para enfrentarla
Una de las primeras medidas que podemos tomar es la educación y la sensibilidad sobre el tema. Existe una gran cantidad de información disponible en libros, revistas, podcast e internet que puede ayudar a ampliar la perspectiva y comprender mejor la diversidad de belleza que existe en el mundo.
Además, es fundamental cuidar la salud, tanto física como emocional. No se trata de alcanzar una talla específica, sino de mantenerse sanos y felices. Es importante prestar atención a la alimentación, pero también a los contenidos que consumimos a través de los medios de comunicación.
Si nos encontramos con pensamientos negativos sobre nuestro cuerpo, es importante hablar sobre ellos y, si es necesario, buscar ayuda profesional. Promover el amor propio es otra acción clave para romper con los estándares de belleza.
