Lo que debía ser una noche de emoción y festejo se convirtió en una tragedia. Durante la final de fútbol entre los equipos Cuervos y Salagua, celebrada en el estadio Abelardo L. Rodríguez en Santiago, Colima, un enfrentamiento entre porras terminó en una balacera que dejó un saldo de un muerto, un hombre en estado grave y una mujer con heridas en la pierna.

Caos y violencia en plena final de fútbol

Testigos del incidente relataron que la violencia estalló cuando un sujeto sacó un arma de fuego y disparó contra la porra contraria. En cuestión de segundos, la euforia del partido se convirtió en un escenario de pánico y desesperación. Hombres, mujeres y niños corrieron para resguardarse, pero el ataque dejó a tres personas heridas.

Uno de los hombres afectados perdió la vida en el lugar, mientras que otro fue trasladado en estado crítico a un hospital cercano. La mujer, quien sufrió una herida en la pierna, también recibió atención médica.

Las autoridades acudieron de inmediato para asegurar la zona y evitar que la situación escalara aún más. Agentes ministeriales iniciaron la carpeta de investigación para esclarecer los hechos y dar con el responsable de los disparos.

La violencia en el fútbol: un problema sin freno

Este no es un caso aislado, ya que la violencia en los eventos deportivos ha ido en aumento, generando preocupación entre la afición y la sociedad en general. Apenas hace unos días, en Torreón, Coahuila, el árbitro Nurdin Emmanuel Ayala Gallegos perdió la vida tras sufrir una agresión en una riña.

Tras permanecer en estado de coma, el pasado miércoles sus amigos y familiares lo despidieron, mientras tanto, “La Bombo Fut Sala” publicó un comunicado en el que aclararon que al momento de la agresión no portaba un uniforme de árbitro, por lo que dan a entender se encontraba como espectador y se trató de un “tema personal”.