Recuerda una situación en la que hayas tenido dificultades para quedarte donde estás o dejarlo ir. Esto podría ser una persona o un lugar. 

Podría ser un trabajo en el que las cosas están bien pero no eres particularmente feliz, podría ser una relación que no se siente del todo bien, podría ser una amistad que está sostenida por un hilo. 

Creer en el potencial de las personas, o incluso de las situaciones, es una idea muy noble. 

Queremos algo tan desesperadamente que nuestra visión se nubla con «lo que podría haber sido», en lugar de «lo que es». Y a veces esto lleva a un camino peligroso.

Sin embargo, ¿qué es tan peligroso sobre el «potencial»? ¿No es bueno creer que las cosas pueden cambiar? Desearía que la respuesta a esta pregunta fuera simplemente blanco o negro, que es lo que hace que sea tan difícil dejar ir algo a lo que deseas aferrarte desesperadamente. 

En algún momento, debe dejar de esperar el «potencial» para cambiar su vida y comenzar a notar patrones. La verdad de cualquier situación es que no puedes controlar las acciones de la otra persona. Lo que has hecho en tu poder, para abordar un problema, para hacer lo imposible, para involucrarse en una solución, es inútil cuando la otra persona no hace su parte. Y para reconocer esto, se necesita coraje.

Lo que nos deja atrapados en situaciones que no han cambiado es la creencia de que las personas se convertirán en quienes imaginamos que podrían ser. Pero mirar al otro lado es desgarrador, ¿y si no lo hacen? Y desafortunadamente, eso no está bajo nuestro control.