El regalo de ser uno mismo
Pasamos la vida deseando ser otro, nos esmeramos en vernos ajenos a nosotros, cuando no nos damos cuenta que el ser uno mismo, es tenerlo todo.
Nos debería ser suficiente ser quienes somos, cuando somos lo suficientemente afortunados de ser uno mismo. Siempre nos estamos recriminando nuestros defectos y deficiencias, y anhelamos todas aquellas cualidades que no poseemos, lo cual se refleja en todos los campos de nuestra vida.
Deseamos la casa que no tenemos, el coche que no poseemos, el dinero que no tenemos, la mujer, el hijo, la familia, etcétera, y debemos aprender a amar lo que poseemos.
El amarse a sí mismo no implica una realidad egocéntrica. Es un genuino interés, calidez y respeto por uno mismo; es luchar por redescubrir y mantener la propia singularidad; descubrir la verdadera maravilla de ti mismo, no únicamente del tú actual, sino de las muchas posibilidades que posees.
El amarse a sí mismo implica apreciar su propio valor por encima de todas las cosas. El amarte a ti mismo también implica el conocimiento de que sólo tú puedes ser tú.
En la medida en que te conozcas a ti mismo (y todos somos más similares que diferentes), podrás conocer a otros; cuando te ames a ti mismo, amarás a otros, y en la profundidad y medida en que puedas amarte a ti mismo, precisamente en esa profundidad y medida podrás amar a otros Todos debemos entender que lo más importante es percibir nuestras propias potencialidades y destacarla.