Es hora de liberar las cargas en las que no tuviste voz. Las cargas que otros te han pasado para aliviar parte de su pesadez. Las cargas que no elegiste. 

Las cargas que hicieron tu vida más difícil porque estabas lleno de culpa o querías ayudar o pensaste tontamente que llevar esas cargas era de alguna manera tu responsabilidad. Pensabas que llevar esas cargas aun cuando estabas sufriendo es una señal de amor.

Es hora de dejar de sentirnos culpables por querer ser felices, por querer estar seguros y por querer ser libres. Es hora de dejar de sentirnos culpables por no querer vivir bajo el control de otra persona pagando el precio de sus errores y sus fechorías. Es hora de dejar de sentirte culpable por querer salir de la oscuridad de alguien para poder encontrar la luz que has estado buscando.

Es hora de que te defiendas. Es hora de dejar de tratar de cumplir los deseos de otra persona cuando están descuidando egoístamente los tuyos. Es hora de dejar de complacer a quienes siempre te están lastimando. Es hora de dejar de dejar que te hagan sentir mal por elegirte a ti mismo o por elegir una vida totalmente diferente a la que quieren que sigas viviendo. Es hora de dejar de disculparte por tu comportamiento cuando defienden obstinadamente su comportamiento sabiendo cuánto. te hace sufrir.

Es hora de romper las reglas en las que no te inscribiste. Es hora de darse de baja de los problemas que no creó. Es hora de recuperar tu poder de aquellos que solo te amaron cuando estabas en silencio, débil u obediente. Es hora de escribir tus propias reglas porque al final del día, nadie entiende lo que te hace feliz y lo que realmente necesitas tanto como tú y nadie luchará para hacer realidad tus sueños excepto tú. Y nadie jamás se acercará a comprender el peso que tu corazón tuvo que soportar antes de que tuviera la oportunidad de respirar.

Es hora de dejar que tu corazón respire. Es hora de dejar que tu corazón vuelva a ser ligero y encuentres la felicidad y el amor lejos de aquellos que intentan romperlo. Es hora de soltar las cargas que ya no te corresponden porque solo cuando las sueltes comprenderás cuánto te pesaban y cómo ninguna de ellas te pertenecía.