No existe tal cosa de quedarse atrás. Aquí hay una oración que alterará tu visión del mundo o te liberará, y probablemente ambas cosas:

La frase de «quedarse atrás» es inútil. Todos están teniendo la experiencia exacta que deben tener.

Esto es difícil de aceptar cuando vemos que las personas que nos rodean cometen lo que percibimos como errores graves en sus vidas.

Esto es difícil de aceptar cuando somos testigos de la lucha de las personas que amamos y queremos mostrarles la salida. 

Esto es difícil de aceptar cuando no podemos dejar de juzgarnos y castigarnos por no ser mejores, más lejanos y diferentes.

Cuando somos jóvenes, y antes de que tengamos realmente un sentido de autonomía, nuestras vidas están regidas por un proceso, un orden específico.

Sabemos que aprendemos a gatear y luego a caminar.

Sabemos que aprendemos a amarrarnos los zapatos y ponernos las chaquetas.

Sabemos que cuando terminamos con el segundo grado, pasamos al tercero.

Nuestras vidas son sistemas de refuerzo integrados.

Somos reforzados por nuestros compañeros, por nuestra familia, por nuestras notas. 

Sabemos que el objetivo es graduarse, buscar un trabajo o una educación, casarse y tener hijos.

Entonces, por supuesto, la vida sucede.

Encontramos que esta única fórmula para una existencia es realmente solo una sugerencia, una para guiarnos hacia la prosperidad y no hacia la autodestrucción.

A menudo no se nos da una lección sobre cómo sentirnos plenos.

A menudo no se nos dice qué hacer si no llegamos cuando todos los demás lo hacen, si nuestros grandes hitos son decepciones o, lo que es más común, si marcamos todas las casillas de la lista y descubrimos que, de alguna manera, estamos todavía vacío por dentro. 

Quedarse atrás es una ilusión.

No existe tal cosa. 

No hay una sola forma de que tu vida se desarrolle. 

A veces, tenemos que tomar el camino de regreso porque el camino más largo nos enseña lo que necesitamos saber.

A veces, nos sentamos en nuestro propio dolor durante años antes de comenzar a despertar y ajustar nuestro comportamiento.

Cuando creemos que es posible quedarse atrás, ponemos límites a nuestra vida.