Para los días en que te sientes apático
La vida es este loco torbellino de colores cambiantes. La única constante que tenemos es el hecho de que nunca dejaremos de ver estos matices y matices que alteran cómo nos sentimos y en lo que creemos.
Es emocionante y está lleno de maravillosas e infinitas posibilidades. Es realmente increíble lo mucho que pasamos en la vida. Descubrimos cosas hermosas, inesperadas y trágicas. El conocimiento y la experiencia nos bendicen y nos cargan.
Crecemos y cambiamos y, a veces, perdemos partes de nosotros mismos. Tal vez sea la determinación lo que probó el fracaso. Éxito que ha estado fuera de alcance. Relaciones que se han desvanecido. Todo te agota, te deprime y te agota.
De repente, mientras caminas penosamente, te encuentras confrontando esta apatía. Las emociones dejan de sentirse importantes y los problemas no te impactan. Pasan días en los que la motivación no se muestra.
La ociosidad se vuelve fatigosa a medida que deseas que pase el tiempo. Terminamos acercándonos a este estancamiento sin incidentes que es a la vez difícil pero muy necesario. Es como un puente que nos ayuda a respirar.
Un alto significativo que nos hace darnos cuenta a la fuerzaestá bien estar cansado de la vida.
No tienes que entender para qué es todo.
Dado que no hay absolutamente ninguna forma de saber qué nos depara el futuro. No siempre necesitas un destino. La vida es un viaje donde confiamos en que el cambio es nuestra constante.
Que incluso cuando nos sentimos deprimidos y no nos movemos, las cosas seguirán cambiando. Eventualmente, la vida está garantizada para traerte algo desconcertante que revela un nuevo deleite.
Puede ser aterrador y sorprendente. Quizás no tenga ni el más mínimo parecido con el camino que imaginaste, pero será tu dirección. Y sí, en algún momento, habrá más días apáticos.
Pero esos días no son malos, y esos días pasarán. No hay necesidad de apresurarse y preocuparse por el propósito y la inspiración que lo dejan. En nuestro ajetreado mundo de distracciones, la quietud es un regalo.
Cuando llegue, recuerda sujetarlo con cuidado. Usa los días apáticos para relajarte, descansar y estar a gusto.
Son para que tengas un momento de nada antes de volver a abrazar todo.