La comunidad científica mexicana y la sociedad civil han reaccionado con profunda indignación tras conocerse la brutal agresión que sufrió el destacado científico Octavio Paredes López, de parte de un ciudadano francés identificado como Jean-Phillipe, en las instalaciones del Campo de Golf Santa Margarita, en Irapuato, Guanajuato.

El académico, de avanzada edad y reconocido a nivel nacional e internacional por sus aportes a la ciencia alimentaria, fue golpeado sin mediar palabra mientras buscaba a su perrita, que se había acercado a la propiedad del agresor durante un evento social.

Golpes, amenazas y humillaciones

Según relató Alex Paredes Saharopulos, hijo del investigador, el ataque fue completamente desproporcionado y careció de cualquier justificación. “Mi padre —un científico respetado, hombre pacífico y de la tercera edad— fue salvajemente golpeado por Jean-Phillipe. ¿La razón? Su perrita se acercó a la propiedad de este sujeto durante una fiesta”, escribió en redes sociales.

El ataque dejó al científico con lesiones en el rostro, heridas en la nariz y boca, sin poder mover un brazo y con la pérdida de un diente frontal. Desorientado y sangrando, tuvo que regresar a gatas a su domicilio, pues el impacto físico y psicológico fue tal que no logró mantenerse en pie.

La agresión no terminó ahí. Cuando el hijo de Paredes acudió a encarar al agresor, recibió una respuesta cargada de burla, amenazas y desprecio, según lo publicado: “Tu pinche padre ni duró un golpe… Si lo vuelvo a ver, lo mato. Y tú, pendejo, ¿qué vas a hacer?”.

Un acto de violencia que exige justicia

Este hecho ha encendido las alarmas sobre la seguridad de los adultos mayores y ha suscitado un fuerte debate sobre la conducta de extranjeros en comunidades cerradas, así como sobre la actitud pasiva de algunos entornos privados ante hechos de violencia flagrante.

Los familiares del científico han solicitado la intervención inmediata de las autoridades, no solo por la gravedad del ataque, sino también por la prepotencia, amenazas de muerte y discriminación verbal que acompañaron la agresión. Hasta el momento, no se ha confirmado si se ha emitido una orden de restricción o si el agresor ha sido citado a declarar.