En la era de la información y la comunicación, el chisme ha sido considerado durante mucho tiempo como un hábito negativo y perjudicial. Sin embargo, estudios recientes han revelado que el chisme, lejos de ser un problema, es en realidad un superpoder con beneficios sociales sorprendentes.

Según investigaciones como el estudio ‘Positive Effects of Gossiping at Work’ publicado en la revista Open Journal of Medical Psychology, el chisme tiene el potencial de mejorar la productividad y el ambiente laboral, siempre y cuando se utilice de forma adecuada.

El chisme reduce el estrés y fortalece los lazos

El chisme en sí mismo no es algo malo. Por definición, el chisme es simplemente hablar sobre una persona que no está presente. Si bien la mayoría de las personas asocian el chisme con comentarios negativos o rumores malintencionados, también existe el chisme positivo.

Informar sobre logros, compartir noticias personales agradables e incluso pasar información útil sobre compañeros de trabajo puede fortalecer los lazos entre empleados y crear un ambiente laboral más colaborativo y ameno.

Uno de los principales beneficios del chisme es su capacidad para aliviar el estrés. Al compartir historias y anécdotas de otros, los empleados pueden liberar tensiones acumuladas por problemas laborales o personales, lo que contribuye a un ambiente de trabajo más relajado y positivo.

Además, el chisme promueve la cercanía entre compañeros, generando camaradería y confianza. La psicóloga Tianjun Sun de la Universidad de Rice destaca que compartir información, ya sea positiva o neutral, crea un vínculo entre las personas que conversan, lo que puede resultar en una mayor cooperación y sentido de pertenencia en el equipo.

Los chismes pueden impulsar al cambio

Aunque el chisme negativo puede tener consecuencias dañinas, también puede servir como una motivación para que los empleados mejoren. Por ejemplo, si alguien escucha que su desempeño está siendo criticado, es probable que se sienta incentivado a esforzarse más para evitar más comentarios negativos.

En este sentido, el chisme puede funcionar como un catalizador para el cambio y la mejora continua. El psicólogo social Robb Willer destaca que el chisme actúa como una herramienta de regulación social en los grupos, fomentando la cooperación y desalentando comportamientos egoístas.

Además, un estudio de la Universidad de Groningen, dirigido por la psicóloga Elena Martinescu, señala que el chisme negativo puede tener efectos significativos en la moral de los empleados, especialmente cuando está destinado a desprestigiar a una persona.

Sin embargo, el estudio también mostró que, en algunos casos, ser el objetivo de chismes negativos puede llevar a la auto-reflexión y a cambios positivos en el comportamiento.

El chisme puede tener beneficios en el ámbito laboral

Un estudio dirigido por el psicólogo social Terence Dores Cruz en la Universidad Libre de Ámsterdam encontró que la mayoría de las conversaciones de chisme en la vida cotidiana son neutrales y simplemente informativos.

De hecho, el chisme puede tener beneficios en el ámbito laboral. Ayuda a las personas a comprender mejor el comportamiento de los demás, promoviendo la empatía y la solidaridad entre compañeros. Escuchar que un colega está pasando por una situación difícil puede llevar a mostrar más comprensión y ofrecer apoyo, fortaleciendo así las relaciones laborales.

El chisme, cuando se utiliza de manera constructiva, puede aliviar el estrés, fomentar la cooperación entre empleados, motivar a mejorar y fortalecer los lazos dentro de un equipo. En última instancia, lo importante no es solo lo que se dice, sino la intención detrás de las palabras y cómo estas afectan a quienes las escuchan.