En medio de una intensa ola de calor que elevó las temperaturas a 32 grados, la Alameda Central de la Ciudad de México se convirtió en el refugio improvisado de muchas familias que buscaban alivio.

A pesar de las prohibiciones, adultos y niños se sumergieron en las icónicas fuentes del parque, como la Fuente de las Ninfas, desafiando las normas establecidas.

Preocupación por daños al patrimonio

Las imágenes capturadas y compartidas en redes sociales muestran a personas de todas las edades disfrutando del agua, incluso trepando por las estructuras de las fuentes.

Este comportamiento ha generado preocupación entre las autoridades y expertos en patrimonio, pues estas instalaciones no están diseñadas para soportar el uso recreativo.

Además, el agua tratada con químicos podría causar irritaciones en la piel.

Desigualdad en el acceso a espacios recreativos

Un estudio reciente de la UNAM indicó que el 60% de los habitantes de la capital carece de acceso a instalaciones acuáticas recreativas. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades para ofrecer alternativas como playas urbanas, estas son insuficientes para la población.

La histórica tendencia de usar las fuentes de la Alameda para refrescarse durante olas de calor subraya la necesidad de más espacios recreativos inclusivos y accesibles.

Los expertos en urbanismo han instado a las autoridades a priorizar la inversión en el desarrollo de áreas verdes y recreativas que ayuden a mitigar las desigualdades urbanas existentes y proporcionen opciones seguras para el esparcimiento durante condiciones climáticas extremas.

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