La serie «El juego del calamar» se convirtió en un fenómeno global tras su lanzamiento en Netflix, alcanzando el primer lugar de popularidad por varias semanas. Su impacto fue tan grande que muchos intentaron replicar los atuendos, objetos y, sobre todo, los retos vistos en la serie. Sin embargo, esto desató un gran debate cuando se comenzó a ver que niños intentaban recrear los desafíos, a pesar de que la serie no es apta para su edad. Esta situación provocó preocupación en una maestra de preescolar al ver a sus alumnos jugando a «Muévete, luz verde», un juego icónico de la serie.

Casi cuatro años después del estreno de la primera temporada, la llegada de la segunda renovó el interés por la serie. Si bien el programa representó un éxito rotundo para los creadores y el elenco, también generó controversia, especialmente en redes sociales, cuando algunos niños comenzaron a replicar escenas violentas de la serie, en la que los participantes deben ganar juegos de su infancia para evitar ser eliminados y llevarse un premio millonario.

En un video compartido en TikTok, la profesora Mary Carmen Llano expresó su preocupación al ver a sus alumnos de preescolar jugando a «Muévete, luz verde» en el patio de la escuela. En la serie, este juego está protagonizado por una muñeca gigante que dispara a los participantes que se mueven fuera de tiempo. La maestra, además de mostrar su inquietud, cuestionó el acceso de los menores a contenidos no aptos para su edad. En su intervención, señaló que el programa no solo es inapropiado, sino que podría estar contribuyendo a comportamientos violentos y trastornos en los niños, tales como pesadillas y problemas de sueño.

El caso resalta los peligros del uso desmedido de internet por parte de los menores. Según Unicef, el 50% de los niños entre 6 y 11 años en México ya utilizan internet, y los adolescentes entre 12 y 17 años llegan a un 80-94%. Este acceso plantea riesgos de exposición a contenidos violentos, lo cual puede afectar su desarrollo y bienestar emocional. Unicef recomienda que los padres implementen controles parentales, mantengan una comunicación abierta y supervisen el uso que los niños hacen de internet para proteger su salud mental e integridad.

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