Un video grabado en una calle de Venezuela nos recuerda que la ternura, la empatía y la inocencia aún existen, sobre todo en el corazón de los niños. Un simple juego tradicional, un grupo de pequeños y un perro callejero protagonizan una escena que ha tocado el alma de miles de personas alrededor del mundo.

El video viral muestra a tres niños jugando el clásico “juego de la hoja”, muy popular en algunas regiones de Venezuela. Esta dinámica consiste en cantar una pequeña canción que dice “Este es el juego de la hoja, vamos a ver quién se equivoca, sin palmadas hasta el 20”, mientras los jugadores se toman de las manos (o patas, en este caso) y van contando de manera rítmica.

Lo que ha derretido los corazones en redes sociales es la inclusión inesperada de un cuarto jugador: un perrito callejero de gran tamaño, que se une a la ronda sin comprender del todo las reglas, pero sí dispuesto a compartir el momento con los niños.

Con la misma naturalidad con la que incluirían a otro compañero de juegos, los pequeños toman con ternura las patas del can y lo hacen parte del círculo.

En el momento más viral del video, cuando llega el turno del perro en la secuencia del juego, uno de los niños le dice con una sonrisa en el rostro: “¡Perdiste, bebé!”.

Lejos de molestarse o excluirlo, los pequeños acarician al lomito y lo consuelan, dándole muestras de afecto como si fuera uno más del grupo. El perrito, aunque algo tímido, se mantiene sentado y forma parte de la dinámica con sorprendente calma.

https://www.facebook.com/watch/?v=1173007301193195&t=0

Este gesto espontáneo ha sido ampliamente elogiado en redes sociales. Usuarios de distintas plataformas han compartido el video acompañado de comentarios como:

• “Una belleza de video.”
• “Los niños siendo niños.”
• “Niños sin celular, conectados con lo más puro.”
• “Un acto de amor y empatía.”
• “La niñez puede enseñarnos grandes lecciones de cariño y respeto.”

Un ejemplo que inspira

Más allá del momento adorable, el video se ha convertido en un símbolo de cómo los niños, con su corazón limpio y su mente abierta, pueden ver a un ser indefenso como un igual.