Septiembre es un mes especial para los mexicanos, ya que, además de celebrar las fiestas patrias, también es recordado por dos terremotos históricos. Durante este mes, se ha convertido en una tradición regalar objetos poco convencionales con el fin de fortalecer los lazos afectivos y fomentar las relaciones entre parejas y amigos. Estos detalles inusuales se han vuelto una forma de expresar cariño y consideración.

Un ejemplo de esto son las flores amarillas que se regalan el 21 de septiembre, una tendencia que se originó a partir del Día Internacional de la Paz. Además, esta costumbre se viralizó gracias a la popular serie *Floricienta*, en la cual la protagonista anhelaba recibir flores amarillas de la persona que amaba. Este gesto se ha convertido en un símbolo de afecto y romanticismo.

En cuanto a los Hot Wheels, una tendencia similar surgió el 30 de septiembre, en la cual las mujeres regalan estos carritos a sus novios o amigos. Esta moda nació en TikTok, impulsada por usuarios que desean dar más protagonismo a los hombres dentro de las relaciones, argumentando que, a menudo, ellos no reciben tantos detalles de sus parejas, por lo que este gesto busca equilibrar esa dinámica.

La costumbre de coleccionar Hot Wheels no es nueva. Desde la década de 1970, cuando la empresa Mattel lanzó la serie «Sweet Sixteen» con 16 modelos originales, los carritos en miniatura han capturado la imaginación de generaciones. Lo que comenzó como un pasatiempo ha evolucionado en una tradición que trasciende generaciones y fronteras.

Los Hot Wheels no solo representan un juguete, sino también un símbolo de nostalgia para muchos. Regalar estos pequeños autos en el contexto de una relación busca reconocer el lado lúdico y sentimental de los hombres, ofreciendo un detalle cargado de significado. Al igual que las flores amarillas, este gesto refuerza los vínculos afectivos.

Este tipo de costumbres, que surgen a partir de tendencias virales o momentos históricos, han encontrado un lugar en la cultura popular mexicana. Tanto las flores amarillas como los Hot Wheels son ejemplos de cómo pequeños gestos pueden tener un gran impacto en las relaciones, transformándose en una expresión significativa de cariño y aprecio.