San Francisco de Asís, fallecido hace casi 800 años, es reconocido mundialmente como el patrono de los animales y del medioambiente, título que le fue otorgado por el Papa Juan Pablo II en 1980. A lo largo de su vida, San Francisco mostró un inmenso amor y respeto por todos los seres vivos, a los que llamaba “hermanos menores,” considerando que todos son parte integral de la creación divina. En su honor, cada 4 de octubre se celebra el Día Mundial de los Animales, destacando su legado de protección y cuidado hacia la naturaleza y sus criaturas.

San Francisco de Asís es considerado patrón de los animales debido a su profunda conexión espiritual con la naturaleza. Su célebre “Cántico de las Criaturas” es un reflejo de esta relación especial que tenía con todas las formas de vida. A lo largo de su vida, realizó numerosos milagros, y su capacidad para inspirar a otros a vivir una vida de fe es ampliamente reconocida. Su amor y respeto por la creación lo convirtieron en un símbolo de devoción y empatía por los seres vivos.

El 4 de octubre, fecha en que se recuerda su fallecimiento, se celebra el Día de San Francisco de Asís en muchas comunidades católicas. En este día, es común que se realicen ceremonias de bendición de mascotas, lo que refleja su legado de amor hacia todos los seres vivos. Estas ceremonias están inspiradas en su creencia de que todas las criaturas merecen ser tratadas con respeto y cuidado, una práctica que resuena aún en la actualidad.

San Francisco de Asís, cuyo nombre de nacimiento fue Giovanni di Pietro Bernardone, nació en 1182 en Asís, Italia. Es una figura clave en la historia de la Iglesia Católica y fundador de la Orden de los Franciscanos. A lo largo de su vida, San Francisco estuvo comprometido con la pobreza, la humildad y el amor hacia todas las criaturas. Proveniente de una familia adinerada, renunció a sus privilegios para vivir en simplicidad y dedicarse al servicio de Dios y de los demás.

Su transformación personal comenzó tras su encarcelamiento durante un conflicto entre ciudades y su posterior enfermedad. Estos eventos lo llevaron a buscar un propósito más profundo y, en 1209, fundó la Orden de los Hermanos Menores, conocida hoy como los Franciscanos. La orden se destacó por su enfoque en la pobreza, el servicio a los demás y el respeto por la creación, valores que reflejaban las enseñanzas de San Francisco.

San Francisco falleció el 3 de octubre de 1226 en Porciúncula, cerca de Asís. Su impacto en la Iglesia y el mundo fue tan profundo que fue canonizado solo dos años después de su muerte. Hoy en día, San Francisco es venerado no solo como santo, sino también como símbolo de respeto por los animales y la naturaleza, un legado que sigue vigente en todo el mundo.