Una noche de fiesta se transformó en caos y justicia colectiva en el corazón del famoso barrio rojo de Pattaya, Tailandia, cuando un turista británico, en aparente estado de ebriedad, comenzó a acosar a una mujer dentro de una discoteca popular entre extranjeros. Su actitud provocadora, desafiante y completamente fuera de lugar terminó costándole caro… muy caro.

Según testigos presenciales, el hombre ignoró repetidas advertencias para que dejara de molestar a una mujer visiblemente incómoda. La escena generó indignación entre los asistentes, especialmente en otro visitante del lugar que no dudó en intervenir para proteger a la víctima.

Tras un breve cruce de palabras, el justiciero lanzó un potente golpe directo a la sien del acosador. El impacto fue fulminante: el británico cayó como un saco al suelo. Pero la situación no terminó ahí. Una patada directa a la cabeza fue el detonante de lo que se convirtió en una furiosa reacción colectiva.

Lo que comenzó como una pelea entre dos hombres terminó en un intento de linchamiento. Decenas de personas se abalanzaron sobre el turista acosador, propinándole golpes, patadas y pisotones mientras yacía indefenso en el suelo. Testigos aseguran que el hombre fue prácticamente "aplastado" por la furia de quienes vieron su comportamiento como inaceptable.

El caos se apoderó del lugar rápidamente, obligando al personal de seguridad del local a intervenir para evitar una tragedia mayor. Entre empujones y gritos, lograron liberar al hombre, quien sangrando y tambaleándose, logró escapar del lugar.

El incidente, que no tardó en viralizarse en redes sociales, abrió el debate sobre los límites de la autodefensa y la justicia callejera. Mientras algunos aplauden la rápida intervención del público para defender a la mujer acosada, otros cuestionaron la violencia desmedida y el intento de linchamiento.

Hasta el momento, no se ha confirmado si las autoridades locales presentarán cargos contra el turista, los agresores o si simplemente el caso quedará como una muestra más de cómo en algunas partes del mundo, la tolerancia hacia el acoso es cero.

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