Un insólito robo registrado por cámaras de seguridad en la región del Biobío se volvió viral, no por el valor del objeto sustraído, sino por el llamativo disfraz del delincuente. En las imágenes compartidas en redes sociales, un joven apareció vestido de monja mientras entró a una casa y se llevó un tablón de madera.

Los hechos ocurrieron en la comuna de Santa Juana, durante la madrugada del 7 de mayo. El video mostró al sujeto abriendo tranquilamente la reja de la vivienda a eso de las 4:00 a.m., accediendo al jardín y llevándose un tablón de aproximadamente dos metros de largo y 30 centímetros de ancho.

La escena podría parecer sacada de una comedia si no fuera porque se trataba de un delito real. El dueño del inmueble, Gabriel Yáñez, notó la ausencia del tablón al día siguiente y al revisar las cámaras de seguridad se encontró con la peculiar escena.

Lo más sorprendente es que esta no sería la primera vez que el joven usaba un disfraz para cometer robos menores en la zona. Vecinos del sector aseguraron que ya lo habían visto en ocasiones anteriores, entre ellas, disfrazado de león. Su estilo de robo es siempre el mismo: llega de madrugada, se disfraza para no ser reconocido y se lleva objetos aparentemente sin gran valor económico.

"Ya lo habíamos visto antes. No sabíamos si reírnos o tener miedo. A veces parece más un sketch de televisión que un crimen", dijo entre risas un vecino que prefirió mantener el anonimato.

Sin denuncia, pero con antecedentes

A pesar de contar con las grabaciones, el dueño de la vivienda decidió no presentar una denuncia formal, argumentando que sería una pérdida de tiempo para la fiscalía, dado que el tablón sustraído no tenía mayor valor monetario.

"Es más lo que me tardaría en hacer el papeleo que lo que cuesta ese pedazo de madera", comentó Yáñez.

Sin embargo, el final del "show" llegó por otra vía. Días después del incidente, el joven fue detenido por Carabineros, pero no por el robo disfrazado, sino por un caso de violencia intrafamiliar por el que ya era investigado.

Aunque el caso provocó burlas y memes en internet, las autoridades llamaron a no trivializar la situación. "Detrás de la fachada pintoresca hay un historial preocupante de delitos y conductas violentas que deben ser abordadas seriamente", indicó una fuente policial.

La historia del ladrón disfrazado de monja reavivó el debate en redes sociales sobre la percepción de la delincuencia menor y la falta de respuesta institucional frente a estos casos. Mientras algunos lo ven como una figura casi caricaturesca, otros alertaron que el uso de disfraces podría ser una forma de evitar identificación en actos más serios.

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