Una escena de indignación social y debate viral se desató en Mazatlán, Sinaloa, luego de que un supuesto turista estadounidense fuera captado en video corriendo a un trabajador local que simplemente comía tranquilamente sus alimentos en la vía pública.

El hecho ocurrió en el cruce de las calles Cruz Lizárraga y Hamm, una zona transitada del puerto turístico, donde la intolerancia se hizo presente ante la mirada de ciudadanos que no dudaron en documentar y denunciar el acto.

La usuaria Mayri Franco fue testigo directo del incidente, y desde el interior de un automóvil logró grabar el momento exacto en el que el hombre presuntamente estadounidense exigía al trabajador que se retirara, señalando su incomodidad ante su presencia.

En el video, que rápidamente se hizo viral, se escuchó a la joven expresar con evidente molestia:

“Así es como los americanos tratan a nuestra gente. No pueden dejar a la gente sentadita, mira cómo lo saca. ¡Y todavía lo sigue, para que se vaya!”

La actitud del sujeto, lejos de pasar desapercibida, generó una ola de críticas, indignación y reflexiones en redes sociales sobre la forma en que algunos visitantes extranjeros se comportan en destinos turísticos mexicanos.

El trabajador, cuya identidad no ha sido revelada, simplemente estaba comiendo sus alimentos sentado en la vía pública, sin causar disturbios ni obstruir el paso. Sin embargo, eso pareció suficiente para que el supuesto turista actuara con prepotencia y lo forzara a abandonar el lugar.

Mayri Franco no solo grabó la escena, sino que decidió acudir con un oficial de la Policía Municipal para denunciar formalmente el acto, al considerarlo una falta de respeto y una actitud discriminatoria contra los trabajadores mexicanos.

Las redes sociales no tardaron en encenderse, y cientos de usuarios comenzaron a compartir el video, acompañándolo con mensajes de solidaridad hacia el trabajador.

Entre los comentarios más recurrentes destacó una propuesta simbólica, pero poderosa: organizar un picnic masivo en el mismo lugar del incidente, como acto de protesta pacífica y reafirmación de que la calle es de todos.

“Hay que armar un picnic con tacos, lonches, aguas frescas, ¡todo el combo sinaloense!”, escribió un usuario.

“No podemos permitir que un extranjero venga a humillar a nuestra gente en su propio país”, reclamó otra internauta.

El incidente reabrió un debate que ya ha sido tema de discusión en destinos turísticos como Mazatlán, Tulum y Puerto Vallarta: la relación entre los visitantes extranjeros y la población local.

Mientras muchos turistas disfrutan de la hospitalidad mexicana, hay casos aislados —como este— donde se evidencia una actitud de superioridad que afecta la convivencia y el respeto mutuo.

Analistas del turismo señalaron que si bien México promueve el turismo internacional como motor económico, también es crucial fomentar un código de respeto cultural y social para quienes visitan el país.

El trabajador no hacía más que comer. El turista, en cambio, impuso su incomodidad. ¿Quién tenía razón? Más allá del video, lo ocurrido en Mazatlán deja una lección: las calles mexicanas no son propiedad privada, y mucho menos del visitante extranjero.

En un país donde la comida callejera es cultura, tradición y sustento diario, lo mínimo que se exige es respeto.

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